Cinco cosas que la industria siempre ha ocultado sobre la producción de leche
Detrás de cada vaso de leche existe una larga cadena de sufrimientos y abusos. Todo permanece oculto por la engañosa publicidad de la industria que muestra vacas sonrientes pastando en verdes prados. Pero la realidad es bien distinta, y los consumidores tienen derecho a conocerla. A continuación, os mostramos cinco prácticas crueles a las que la industria somete a vacas y terneros para que la leche pueda llegar a nuestras mesas, y que gracias al trabajo de nuestros investigadores hemos podido sacar a la luz: 1. En la industria láctea los terneros son separados de sus madres apenas nacen. ¿Imaginas cómo sería llegar al mundo indefenso y desorientado y no poder tener cerca a tu madre? Así comienza la vida de los terneros en un «interminable ciclo de crueldad». 2. Para cualquier madre sería insoportablemente doloroso ver cómo su hijo, indefenso ante cualquier cosa, es arrancado de su lado, y sin entender lo que está ocurriendo. Esto es lo que las vacas deben soportar tras cada parto a lo largo de toda su vida. Cada año son forzadas a sufrir este dolor hasta que sus cuerpos ya no aguantan más embarazos y son enviadas al matadero.
3. Los terneros apenas llegan a tomar la leche que sus madres han producido para ellos. A partir del cuarto día y hasta el destete, a las terneras se les alimenta con lactoreemplazantes o con la leche cuya comercialización sería ilegal debido a enfermedades de las vacas adultas. 4. El corte de cola y la dolorosa práctica del «descorne» que provocan un sufrimiento enorme a las vacas, se sigue realizando en algunos países a pesar de estar prohibidos ya en tantos otros. El marcaje con hierro ardiente, sin ningún tipo de anestesia, también es otra práctica común y que provoca gran sufrimiento en la industria láctea.
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5. Luego de la separación, el destino de las terneras es distinto al de los terneros: ellas reemplazarán a sus madres y estarán destinadas a sufrir cada separación de sus hijos mientras sus cuerpos son abusados al extremo para producir leche a un nivel rentable. Siendo aún unos bebés de apenas 15 días de edad, los terneros machos son vendidos para, principalmente, ser convertidos en carne de ternera.