Se aprueba un Proyecto de Ley sobre protección de animales no humanos
Madrid -Según informaron el viernes pasado diversos medios de comunicación, el Consejo de Ministros ha aprobado un Proyecto de Ley sobre protección de los animales utilizados para producción y experimentación. Su ámbito principal de aplicación afecta a las “explotaciones ganaderas”, al transporte y al modo de matar a los animales. Con el Proyecto de Ley se pretende alcanzar un equilibrio entre la utilización de los animales con fines económicos o científicos y el respeto a unas condiciones apropiadas de mantenimiento, permitiendo que reciban un trato adecuado a su condición de seres vivos sensibles (tal como reconoce el Tratado de Ámsterdam desde 1999). Se establece para los explotadores de animales la obligación de asegurar su protección, cumpliendo la normativa sobre las condiciones en que se crían y mantienen, tomando en cuenta su especie y grado de desarrollo. También se fijan requisitos en relación con las condiciones y medios de transporte. En relación con la experimentación, se establecen las condiciones mínimas para su cría, mantenimiento y utilización, así como el uso de determinados tipos de animales como perros y gatos vagabundos. Aunque este tipo de medidas implican cierta disminución en la cantidad de padecimiento del que son víctimas los animales por nuestra causa, la situación de explotación que padecen estos y el terrible sufrimiento que les inflingimos no encuentra sus raices en como se les utiliza, sino en el hecho en sí de que se les esclavize. Es decir, el fin de la terrible agonía a la que sometemos a los animales no la encontraremos en regular la forma en la que les encerramos, privamos de libertad, separamos de sus familias etc. en la mejora de las condiciones de su transporte al matadero, ni en la utilización unicamente de perros y gatos vagabundos (lo cual dicho sea de paso supone una tremenda forma de discriminación hacía quienes no tuvieron la suerte de acabar con una familia que les quisiera) sino en eliminar la mentalidad que hace su explotación posible acabando así con su encierro, asesinato y utilización. La verdadera injusticia reside en el hecho de considerar a otros por motivo de especie “bienes de consumo”, seres que aunque al igual que nosotras/os sufren, disrutan, padecen, gritan, desean y padecen creemos pueden servirnos de esclavos para curar nuestras enfermedades, alimentarnos, entretenernos o vestirnos. Es esta mentalidad la que debe ser cuestionada por cada una/o de nosotras/os, porque hasta entonces los animales no seran más que esclavas/os y las leyes no harán más que decirnos como tratarles.