Una casa de los horrores para galgos
Burgos – Marta y Gabriel, un matrimonio de Burgos que colabora con asociaciones en defensa de los animales como Sosgalgos recibió, a finales de abril, el aviso de que en una finca de los alrededores de Burgos, ciudad en la que residen, había varios animales abandonados y sobreviviendo en una situación penosa. Ella decidió investigar por su cuenta y acercarse al recinto, que se encuentra a unos 300 metros de un barrio llamado G-3, mide cerca de una hectárea y está compuesto en su interior por un conjunto de edificaciones derruidas, frecuentadas por mendigos y drogadictos. Nada más adentrarse fue recibida por un cachorro de galgo en actitud cariñosa, que como si de una llamada de socorro se tratase, se dejó coger. El cachorro presentaba un aspecto horrible: lleno de pulgas, no conservaba apenas pelo y, como una veterinaria confirmaría poco después, “era pura sarna” ya que llevaba más de meses abandonado a su suerte. Otro de los macabros hallazgos de Marta, fue un galgo afgano moribundo, tumbado en una pequeña habitación llena de bolsas de basura y paredes que apenas se mantenían en pie. El perro no parecía poder moverse, ni reaccionar a las llamadas, estaba también lleno de pulgas, incluso heridas y apenas tenías pelo por el cuerpo. Quizá podría aguantar un día más, pensó Marta, quien marchó del lugar a toda prisa con el cachorro para que lo viese un veterinario. Decidió llevar al cachorro al veterinario y regresar un día más tarde acompañada, en este caso con su marido, Gabriel, y Gregus Zolthan, amigo y colaborador de ambos. ¿Seguiría con vida? Marta, Gabriel y Zolthan respiraron aliviados cuando comprobaron que un día después, el galgo afgano continuaba con vida. Rápidamente lo cogieron en brazos para sacarlo de aquella ‘casa de los horrores’. Una rápida exploración del lugar dejó a los tres un sinfín de imágenes horrendas, como habitaciones llenas de excrementos de perros, que seguramente habían cohabitado allí con los dos encontrados. También los restos putrefactos de dos galgos, uno dentro de un pozo lleno de basura y otro del que sólo quedaba el cráneo. Final feliz Maurice y Chevalier, que es como fueron bautizados los dos galgos supervivientes, se encuentran semanas después en perfecto estado, o por lo menos en camino a una recuperación total, a la espera de ser acogidos por alguien que les haga olvidar tan amargo recuerdo. Fuente – 20Minutos