Valencia: Una perra es torturada, violada y asesinada
Regina era una perra de cinco años. El pasado 29 de mayo por la noche, unos individuos asaltaron las instalaciones de un albergue de animales en la localidad valenciana de Carcaixent en donde vivía y, tras abrir varias jaulas, la secuestraon junto a otros dos perros. Los compañeros de Regina aparecieron al día siguiente, uno por los alrededores de las instalaciones y otro arrojado por las vallas de la protectora. Pero el destino que los asaltantes le habían reservado a la mastín era infinitamente más cruel. Regina apareció a las 17 horas del viernes con marcas en las patas de haber permanecido atada con alambres. Habían abusado sexualmente de ella, le habían introducido una naranja en el orificio anal y la habían golpeado en la cabeza hasta que se desangró. Todo el pueblo de Carcaixent, situado en la Ribera Alta del Júcar, busca a los “salvajes que mataron a Regina”, cuenta una de las voluntarias, Arantxa Méndez. “Nació en una perrera de Málaga hasta que un tipo la adopto y la mantuvo atada con una cadena en chalet hasta que se cansó de ella. Y ahora esto”, ha explicado Méndez. De los atacantes poco se sabe. Tras encontrarse con la dantesca escena, los responsables del albergue llamaron a la Guardia Civil y denunciaron lo sucedido. El único dato que pudieron aportar fue el número de la matrícula de un coche que había estado merodeando por la zona. Las sospechas de la atrocidad recaen sobre un grupo de personas procedentes de asentamientos chabolistas de la zona próxima de Alzira, que ya han entrado en las instalaciones más de una vez para capturar a perros que después utilizan para la caza. Este no era el primer asalto que sufre el albergue, pero nunca antes había sucedido una atrocidad como la de Regina. “Hasta ahora había muerto algún perro porque nos abrían las jaulas y se peleaban entre ellos”, ha comentado Rodolfo, vicepresidente del albergue. “Necesitamos unas instalaciones más acondicionadas, porque aquí no estamos seguros ni los perros ni nosotros. No hay luz, ni agua y no tenemos dinero para meter vigilancia”, asegura Rodolfo. “Me da la sensación de que esto puede quedar impune. Si el que ha hecho esto cogiese a una niña podría suceder algo horrible”, reflexiona Rodolfo.