Se aprueba en Pakistán la entrega de quince mujeres vírgenes
Pakistán, pese a ser uno de los pocos países del mundo capaz de fabricar armas nucleares, sigue socialmente anclado en el feudalismo más arcaico. Un consejo de ‘notables locales’ (yirga) hde la provincia de Baluchistán ha decidido saldar una vieja disputa entre clanes con la entrega de quince vírgenes, de entre tres y diez años de edad. Desde hace ocho años los clanes qalandari y chakrani se han enzarzado en una pelea que ha costado la vida a trece personas. Los dos clanes pertenecen a la tribu bugti, una de las 130 tribus que pueblan el indómito territorio baluchistano, donde cinco grupos armados se disputan con el Ejército de Pakistán el control de las enormes reservas de gas de esta provincia, la mayor del país (347.190 kilómetros cuadrados), la menos poblada (10 millones de habitantes) y la más atrasada. El veredicto de la yirga se ajusta al dictado en 2002 por el entonces jefe de la tribu Nawab Akbar Jan Bugti, quien multó a los chakrani con el pago de cuatro millones de rupias (unos 40.000 euros) y la “entrega en matrimonio de una niña por mes”. La brutal sentencia, sin embargo, ha levantado ampollas en varios sectores de Pakistán. El diario Dawn, que se publica en Karachi, la capital financiera del país, fue el que desveló la noticia, el pasado 31 de mayo. Según Dawn, las niñas debían desposarse en su mayoría con hombres mayores de cincuenta años. En realidad, el trato las convierte en esclavas de los maridos, una situación que viven muchas mujeres paquistaníes, tanto de las zonas tribales como de las zonas rurales de las cuatro provincias del país. Mujeres y niñas forzadas por sus familias a casarse con desconocidos. Este prestigioso periódico es el medio paquistaní que más lucha contra el feudalismo de la sociedad, a través de la publicación de noticias sobre el pago de deudas de sangre, el tráfico, el maltrato, el secuestro y el asesinato de mujeres y de niños. Una vez hecho público el veredicto del consejo de notables, la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán ha pedido no sólo la anulación de la decisión, sino también el “inmediato encarcelamiento de todos los que participaron en la yirga y de todos los que estuvieron de acuerdo en pagar con niñas menores por la solución de una deuda tribal”. Tanto la ley religiosa islámica como la ley civil paquistaní prohíben los matrimonios infantiles, tan arraigados en la tradición feudal del país. Según la ley islámica (sharía), las mujeres sólo pueden casarse después de la pubertad, y las de tres a 10 años son impúberes. En cuanto a la ley civil, no permite el matrimonio a menores de 16 años. En una entrevista mantenida recientemente en Karachi con Musarrat Perveen, coordinadora de una ONG para la defensa de las mujeres y los niños, indicó que uno de los mayores problemas que enfrentan es el secuestro de menores para venderlas, casarlas o prostituirlas tanto dentro como fuera del país. “Nosotros tenemos registrados 6.886 casos desde el año 2000 pero éstos son los que han trascendido públicamente, lo que supone multiplicar al menos por 10 para saber el alcance real del problema”, señaló. Esa cifra incluye también a los niños, muchos de los cuales son secuestrados para ser vendidos por cantidades que oscilan entre los 300 euros y los 4.000, para ser esclavos en las ricas monarquías y emiratos del golfo Pérsico y, sobre todo, como jinetes de camellos. “Los raptan incluso a la edad de cuatro años, para someterles a un durísimo entrenamiento con el objetivo de que participen en las carreras de camellos. Les dan la mínima dieta alimentaria posible porque cuanto menos pese el jinete y más llore, más corre el camello”, indicó Parveen. El despacho que Syed Sarim Burney tiene en la sede en Karachi está repleto de fotos horrendas de mujeres deformadas por la brutalidad de los maridos, los padres o los hermanos. “Una de las prácticas casi habituales en casos de celos”, indicó mostrando una fotografía colocada bajo el cristal de la mesa, “es cortarles de un navajazo la nariz para que nadie vuelva a mirarlas”. Burney, especializado en la defensa legal de mujeres maltratadas o encarceladas por delitos cometidos por los varones de la familia, tiene documentados cientos de casos de mujeres asesinadas, quemadas o sometidas a una múltiple violación para, entre otros motivos, pagar por la infidelidad de sus hermanos. Pero pese al horror descrito, al igual que Parveen entonces y Paradela ayer, Burney sostiene que estas prácticas atávicas son cada día peor vistas por la sociedad paquistaní, que exige a sus gobernantes mano dura contra ellas. Fuente: Radio Universidad de Chile