Tarragona, segundo puerto de España en exportar animales
El puerto de Tarragona iniciará en las próximas semanas las exportaciones de ganado vivo a países como Marruecos, Argelia, Líbano, Libia, Egipto y Turquía una vez reciba la aprobación del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Este proyecto se plantea como una forma de potenciar a las explotaciones ganaderas catalanas, que podrán rentabilizar sus “excedentes de producción” enviando a los animales sobrantes a otros países.
El Puerto de Tarragona se convierte con este plan en el segundo puerto español clasificado para exportar ganado, compitiendo directamente con el Puerto de Cartagena (Murcia), único hasta la fecha. El puerto de Cartagena es responsable actualmente del envío del 10% del ganado criado en territorio español, consiguiendo con la exportación mantener los precios de la carne tras la caída en las ventas.
Durante 2011 se exportaron unos 33.000 animales y las expectativas de exportación del puerto de Cartagena para 2012 superan los 80.000 individuos.
La caída del consumo en los últimos años ha supuesto grandes pérdidas para la industria cárnica, que ve en la exportación de animales una salida eficaz y rentable a su exceso de producción. En lugar de reducir el número de animales explotados, estas empresas mantienen las cifras y buscan salida para ellas.
Pero en España no sólo exportamos animales y los productos derivados de su explotación; también los importamos. Así, desde que la nueva directiva europea de “bienestar animal” para gallinas ponedoras entrara en vigor en nuestro país a comienzos de año, la subida del precio de los huevos “nacionales” supuso un aumento en la importación desde países como Marruecos, donde las gallinas son explotadas, precisamente, en condiciones que la UE considera intolerables según su normativa.
¿Tiene sentido, por tanto, todo este interés en regular cómo son explotados los animales en un determinado lugar? ¿Tiene sentido que tanto el puerto de Tarragona como el de Murcia alardeen de cumplir con todas las normativas de “bienestar animal” para el transporte mientras los animales son enviados a lugares en los que su matanza, por ejemplo, no cumple con los estándares europeos?
Todos estos intentos de conceder un “trato humanitario” a seres que desde su nacimiento están condenados a la explotación y la muerte son una muestra de que, en realidad, reconocemos que los demás animales sienten, tienen intereses y consideramos preciso no causarles un “daño innecesario”. Sin embargo, a pesar de esta premisa, la humanidad no quiere enfrentarse a un reto cada vez más obvio: admitir de una vez por todas que esclavizar y matar animales para alimentarnos, vestirnos, divertirnos o experimentar productos no es necesario y, sobre todo, no es justo.
Por ello, desde Igualdad Animal seguiremos educando e informado a la sociedad, cada vez en más países, para que ésta, consciente de que los animales son importantes, de que sus sentimientos son importantes, tome una decisión coherente que los libere de cualquier forma de explotación.