La triste historia de Ricky y Max
Los dos pollitos nacieron a la vez. Rompieron el cascarón trabajosamente y empezaron a piar llamando a sus madres. Sus nombres eran Ricky y Max. Max era más pequeño que Ricky, pero eso a ellos les daba igual. Cuando se dieron cuenta de que sus madres no acudían a su llamada, buscaron protección y calor arropándose mutuamente.
Tenían mucho miedo. No entendían qué pasaba y su instinto les decía que algo iba mal. Habían nacido en una incubadora industrial junto a 55.000 pollitos más. El sonido de tantos compañeros llamando a sus respectivas madres les confundía y les atemorizaba.
Un operario abrió la puerta y llevó la bandeja donde estaban Ricky y Max hasta la sala de procesado. Lo primero que Ricky y el pequeño Max vieron en la vida fue aquella fría y metalizada nave industrial y a sus miles de compañeros tan atemorizados y confundidos como ellos.
Otro operario agarró la bandeja y descargó violentamente a Ricky y a Max, junto a los demás pollitos, en una cinta transportadora. Ricky y Max se separaron al caer y se mezclaron con decenas de otros pollitos.
Se buscaron desesperadamente, pues sólo se tenían el uno al otro. Max, más pequeño y débil, era pisoteado por sus compañeros, que trataban de buscar sitio y no ser aplastados. Ricky oyó el inconfundible piar de su nuevo y único amigo y, tras empujar a otros, lo encontró. Pero cuando iba a darle su protección y calor una mano de una operaria lo agarró y lo lanzó a otra cinta.
Max quedó atrás. Ricky, desesperado, lo llamaba. Pero, Max, el pequeño y débil Max, fue lanzado a una bandeja de descartados. Su peso y su constitución no eran las adecuadas para la industria de la carne de pollo. No era rentable comercialmente.
Max, aterrorizado por perder a Ricky, buscó el calor de otro pollito descartado en la bandeja, pero al acercarse se dio cuenta de que estaba muerto.
Ricky fue pasando por las cintas, era lanzado bruscamente de una a otra. En el trayecto vio cómo varios compañeros caían al suelo, perdiéndose para siempre. Otros morían debido a que habían nacido demasiado pronto y estaban débiles.
Entonces Ricky vio a Max en la caja de descartados. Intentó llamar su atención desde la cinta. Max lo escuchó y comenzó a pedirle ayuda con la esperanza de que su amigo le salvara.
Los dos pollitos se miraron, su corazón latía frenéticamente. Justo en ese momento una mano agarró al pequeño Max. Ricky no podía apartar la mirada. El operario cogió a Max por la cabeza. Ricky escuchaba a Max llamándole desesperadamente. El operario empezó a apretar el cuello de Max y a tirar brutalmente. Max dejó de piar. Ricky presenció aterrorizado como el operario arrancaba la cabeza del pequeño y débil Max.
Traumatizado, siguió el recorrido por las cintas, camino de su propio inhumano destino. No podía imaginar en aquel momento que, en comparación con lo que le esperaba a él, Max había sido afortunado.
Por Ricky, Max, y millones de animales como ellos que necesitan desesperadamente tu ayuda, visita SuPrimerDía.com