Nueve motivos que explican por qué amamos a nuestros investigadores
A las industrias que maltratan a los animales les han salido unos adversarios temibles: los investigadores que exponen este terrible maltrato a la sociedad. Ellas y ellos son las personas valientes y solidarias que ven en primera línea lo que las industrias de la carne, la leche y los huevos nos ocultan; y nos ocultan mucho, porque saben que si se supiera la realidad las personas compasivas dejarían sencillamente de comprar sus productos. Nuestros investigadores nos inspiran día tras día para hacer mejor nuestro trabajo. ¿No lo sabías? Ahí fuera hay héroes. Si los animales pudieran hablar te lo confirmarían. Os contamos por qué merecen toda nuestra admiración y cariño. Todo comienza seleccionando meticulosamente una granja industrial en la que investigar. Sí, una de esas que nos rodean y en la que viven miles de los millones de animales a los que maltratan las industrias de la alimentación. Lugares iluminados artificialmente para que los animales produzcan durante más y más horas. Allí, les roban su vida y los convierten en máquinas para producir beneficios económicos.
Entrar en una de estas terribles granjas no es nada fácil. Es abrir las puertas a un mundo inhumano, donde el sufrimiento se convierte en toda una ciencia de la que extraer beneficios a costa de la vida y el bienestar de las víctimas. Sin embargo, nuestros investigadores lo hacen: es su trabajo. Si no, no llegaríamos a saber qué sucede dentro. ¿Acaso ves que las empresas maltratadoras expongan la realidad en la publicidad de sus productos? Documentar la vida de estos animales supone un gran esfuerzo: saber que lo máximo que puedes hacer por ellos es grabar su terrible situación es muy duro. Nuestros investigadores son grandes profesionales, pero también grandes amantes de los animales.
Presencian la verdadera dimensión del maltrato animal industrializado. Animales aterrorizados ante cualquier presencia humana, pues la asocian con los granjeros que convierten sus vidas en verdaderas pesadillas. Enormes naves industriales en las que se produce la comida que vemos en los supermercados a un alto precio: el peor maltrato animal de la historia. Incluso en estas terribles condiciones, siempre hay tiempo para gestos humanitarios: brindar ayuda a los más necesitados, a los que ya ni siquiera pueden ponerse en pie para beber agua y alimentarse. Tan débiles que solo pueden morir agónicamente a menos que una mano amiga los ayude. Algunas pocas afortunadas se convertirán en embajadoras de todas sus hermanas. La industria del maltrato animal descarta muchas veces a animales débiles y necesitados, pero nuestras valientes investigadoras no apartan la mirada: les salvan de una muerte segura para ofrecerles una vida nueva. Para nuestros investigadores, salvar a animales resulta un alivio reconfortante tras todo el horror presenciado y documentado para nuestras campañas y vídeos. Estos seres humanos maravillosos no dudan en ofrecer una nueva oportunidad a animales que habían vivido enjaulados toda su vida. Nunca antes habían visto la luz del sol ni sentido la hierba fresca bajo sus patas. Para los animales es un sueño hecho realidad.
Los animales agradecidos, sorprendidos al principio, poco a poco se dan cuenta de la suerte que han tenido. De que la pesadilla ha acabado. De que los investigadores de Igualdad Animal se han cruzado en su camino y que el resto de su vida vivirán protegidos en albergues de animales de granja donde serán cuidados y atendidos. ¿Cuánto vale una docena de huevos? ¿cuánto vale un kilo de carne o un litro de leche? ¿Cuánto vale presenciar a una víctima de estas crueles industrias disfrutar por primera vez de la hierba fresca, el viento, el sol… la vida? Gracias a nuestras compañeras y compañeros este mundo es un lugar un poco mejor. Sois la esperanza para los animales. Sois la semilla de un mundo mejor. ¡Os queremos!