Durmiendo antes de morir: Testimonio de un investigador

Nunca olvidaré esos gritos desgarradores.

En un matadero en el que me encontraba filmando como investigador encubierto, los trabajadores empujaron y patearon a un cerdo para obligarlo a entrar en la cámara de sacrificio. Cuando la puerta metálica se cerró tras él, le dispararon en la cabeza para aturdirlo.

Pero no perdió el conocimiento. Lo degollaron y dejaron su cuerpo desangrándose en el suelo. Los agudos chillidos del cerdo me producían escalofríos, me recordaban a los gritos de un niño.

Como investigador, es un sonido que he oído muchas veces.

Me acerqué a los corrales donde los cerdos esperaban durante horas su turno para ser sacrificados. Algo curioso me llamó la atención.

Entre los sonidos de la muerte, un cerdo dormía.

“Debe de estar acostumbrado a estos sonidos… o quizá esté agotado”, pensé. La idea de que viviera y muriera entre los constantes gritos me perturbó.

Y entonces pensé en lo que podría estar soñando este cerdo. Si nunca había vivido más allá de una granja industrial, ¿podría soñar con algo diferente? ¿O estaba reviviendo las crueldades que sufrió?

Aunque no puedo entender del todo por lo que pasan estos animales, he visto muestras de ello.

He visto a trabajadores meter los dedos en los ojos de una cerda preñada y arrastrarla a un cajón para que dé a luz. He visto lechones abandonados a su suerte en el suelo de granjas industriales.

Y he visto animales en sus últimos momentos, asustados, mientras los trabajadores se burlaban de su dolor.

Pero al final del día, puedo dormir en mi cama lejos de esta crueldad.

Sin embargo, para los animales, esto es toda su vida. No pueden escapar del maltrato ni de la muerte, ni despiertos ni dormidos.

No tiene por qué ser así.

Como seres sensibles como tú y como yo, los animales merecen una vida libre de sufrimiento y tú tienes el poder de hacer posible un mundo más amable para los animales.

En este momento, con la muerte tan presente, me di cuenta de algo: estos animales son individuos con sus propias historias y el mundo necesita escucharlas.

Investigando y denunciando más situaciones como éstas, tú y yo podemos cambiar las leyes en todo el mundo.

Pero para lograrlo, necesitamos tu ayuda: realizar investigaciones y mostrarlas al mayor número de personas posible requiere horas y horas de trabajo, mucha experiencia y también muchos recursos.

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Atentamente,

Jose Valle

Vicepresidente Ejecutivo