Gary, el cerdo rescatado del maltrato de la industria ganadera
Gary era apenas un bebé de un mes cuando varios voluntarios lo rescataron de la granja industrial donde vivía. Allí solo habría conocido los abusos: el hacinamiento, no poder pisar la tierra ni sentir el sol. De no haber sido rescatado, a Gary le esperaba una vida de sufrimiento. La industria ganadera se ha encargado de convertir a estos sensibles animales en máquinas de producción de carne, leche y huevos.
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Pero Gary tuvo mucha suerte. Le dieron la oportunidad de vivir, algo que ocurre a muy pocos animales de granja. Desde que llegó al Santuario Igualdad, Gary ha podido crecer en libertad. Es un animal curioso a quien le encanta el agua fresca, escarbar y revolcarse en el barro cuando hace calor.
Estos animales forman estrechos y complejos vínculos sociales, y por eso Gary se ha hecho inseparable de Oliver, otro cerdito a quien identifica como parte de su familia. Y aunque pueden parecernos muy parecidos entre sí, cada uno tiene una personalidad bien definida. Gary saluda a todos los animales que reconoce, y se acuerda de cada uno de ellos hasta un año después de haberlos encontrado.