Rescatado un orangután que había sido alcanzado por más de 100 disparos
Un orangután, al que han llamado “Aan”, fue rescatado en Indonesia por el equipo veterinario de la Orangutan Foundation tras encontrarle un total de 104 casquillos en sus órganos vitales, ojos y oídos.
Aan fue sometido a tres horas de cirugía para extraerle los 37 balines que albergaba en la cabeza y los 67 del resto del cuerpo. Las radiografías tomadas dejan patente el ensañamiento con el que se disparó al animal.
Aan vivía cerca de una planta agrícola productora de aceite en la isla de Borneo, por lo que todo apunta a que los agresores sean trabajadores de la empresa, que intentaron mantener al orangután alejado de la cosecha.
Aunque quedó ciego del ojo izquierdo debido a los disparos, Aan está logrando recuperarse muy favorablemente. Según los médicos que lo atienden, ya está en condiciones de comer y tomar agua, aunque aún debe ser asistido para acceder a los alimentos, debido a su ceguera.
Aan tien aún casquillos de bala alrededor de los ojos y jamás podrá volver a vivir en la naturaleza, ya que sería un blanco fácil para los cazadores y agricultores, que tanto desprecian su vida.
La situación que viven los orangutanes en Indonesia es dramática. Pese a estar protegidos por la ley, su hábitat natural está siendo destruido sistemáticamente por la tala de árboles y la conversión de bosques en plantaciones agrícolas.
La obtención de aceite de palma (un producto de origen vegetal) no tendría por qué suponer la matanza de estos animales. Sin embargo, el hecho de que consideremos poco importantes sus vidas, al igual que sucede con los conejos, topos, ratones, cuervos, jabalíes o zorros en plantaciones agrícolas de otros países, desemboca en medidas de exterminio que tratan, ante todo, de mantener a salvo la rentabilidad económica del sector agrícola.
Sólo cambiando la visión que tenemos de los demás animales, reconociendo la importancia que sus vidas tienen, podremos resolver los conflictos que se presentan entre especies de forma ética y responsable. Porque no podemos pasarnos la vida expulsando a los animales de sus hogares ni alejándolos de su alimento. Porque compartimos un planeta y todos, independientemente de nuestra especie, tenemos derecho a vivir en él.