Maltrato animal en granjas de cerdos premiadas de Inglaterra

La ONG internacional Igualdad Animal ha grabado en el interior de tres granjas de cerdos comunes del Reino Unido, seleccionadas de forma aleatoria, y ha descubierto unas condiciones terribles en todas ellas, incluida la de propiedad de la presidenta ejecutiva de la industria porcina que recibió el premio MBE por el trabajo efectuado a favor del bienestar de los cerdos. Esta última investigación —grabada durante los últimos cuatro meses— revela que las condiciones en la industria no han cambiado nada desde la última investigación que la organización llevó a cabo en granjas de cerdos británicas en el 2012.

En una granja de Lincolnshire que pertenece a Meryl Ward, presidenta de la BPEX  y líder de la industria, que fue premiada con el MBE en el 2013 por «mejorar el bienestar de los cerdos»; estos viven inundados por el estiércol que les llega por las rodillas. Los investigadores también grabaron a cerdas de cría con úlceras enormes en los costados y en los hocicos; un gran número de cerditos muertos y moribundos; un cerdo con un prolapso rectal que estaba siendo mordisqueado por otros cerdos; todos confinados en corrales inhóspitos de hormigón; así como el proceso rutinario de amputación de los rabos, los cuales se dejan tirados en los pasillos y acaban pudriéndose. Esta empresa suministra a Co-op y Sainsbury’s. 

En una segunda granja de Dorset, propiedad de la premiada JMW Farms, que suministra a Tesco y a Asda (confirmado en el 2013), los investigadores grabaron: cerdas vacías encerradas en minúsculos corrales individuales —una práctica que está prohibida en el Reino Unido desde 1999—; cerdos confinados en recintos inhóspitos con profundas heridas en las orejas provocadas por los mordiscos de sus compañeros a causa del aburrimiento; un cerdo muerto al que otros se estaban comiendo; cerdas de cría con úlceras enormes en los costados y hocicos; y un gran número de cerditos muertos y moribundos.

En una tercera granja, también en Dorset, el grupo halló cerdos de engorde en corrales abarrotados, inhóspitos y con el suelo inundado de heces y alimento líquido; además había un cerdo muerto abandonado en el pasillo de una unidad de engorde durante la noche con el riesgo que conlleva la propagación de enfermedades.

Según Toni Shephard, directora ejecutiva de Igualdad Animal en el Reino Unido: 

«Se informa constantemente a la población británica de que las granjas del país cumplen las exigentes normas de bienestar animal. Sin embargo, cuando granjas premiadas obligan a los cerdos a vivir en unas condiciones tan terribles, en corrales hoscos, con las madres encerradas en jaulas en las que no pueden cuidar a sus crías —que a menudo mueren a su lado— queda reflejada la mentira de esa afirmación. Si estas granjas con sus premios, sus MBE y sus contratos lucrativos con supermercados son las mejores que gestiona la industria, podemos imaginarnos lo terribles que serán las condiciones en las granjas “corrientes”». 

Según el veterinario experto Andrew Knight, profesor de Bienestar Animal y Ética en la Universidad de Winchester, que vio las imágenes obtenidas en estas tres granjas: 

«Ninguna persona razonable puede no sentirse horrorizada al ver las condiciones que han de soportar estos animales altamente inteligentes y sensibles. Los consumidores quedarían impactados si supieran la verdad de las condiciones en las que se cría a estos cerdos».

Los cerdos son muy inteligentes, y al reconocer esto, la normativa de la UE y del Reino Unido exige que se les faciliten elementos de enriquecimiento para evitar el aburrimiento y el estrés. Este ha de ser en forma de material manipulable como paja, heno o virutas de madera. La Normativa de Bienestar de Animales de Granja establece específicamente que no se recomiendan objetos en cadenas ya que «rápidamente pueden perder su factor de novedad». Dado que los cerdos aburridos pueden dañarse los unos a los otros —normalmente mordiéndose los rabos—, proporcionar enriquecimiento es esencial para reducir tanto el sufrimiento físico como el psicológico. Según la Normativa, la amputación del rabo —para evitar lesiones— ha de hacerse en última instancia; cuando todas las demás medidas, en las que ha de incluirse el enriquecimiento y más espacio, ya se hayan intentado. Sin embargo, a pesar de vivir abarrotados y sin el enriquecimiento adecuado, a todos los cerdos grabados en las tres granjas les habían amputado el rabo.

El Dr. Shephard afirma:

«Es un escándalo que los granjeros no suministren el enriquecimiento tan necesario que exige la ley. Sin tener nada con lo que ocupar sus mentes sumamente activas, los cerdos, de forma inevitable, se trasladan mutuamente la frustración y se muerden los rabos los unos a los otros. Y así, millones de cerditos vulnerables son sometidos cada año a la mutilación atroz del rabo sin ningún tipo de alivio contra el dolor. La imagen de esas colas minúsculas, enroscadas, tiradas en el suelo lleno de suciedad jamás se me irá de la cabeza».

Igualdad Animal enviará un dossier con pruebas de grabaciones, fotografías y documentación  a Defra y a las oficinas locales de Trading Standards en las que queda reflejada la crueldad de estas granjas investigadas. Se demandará que «desde hace tiempo se deberían haber tomado medidas en las granjas de cerdos que no se adhieren a la escasa protección que exige la ley».