El granjero que cerró su granja de cerdos tras comprender que son animales maravillosos
Durante 10 años como granjero, Bob Comis envió al matadero a más de 2.000 cerdos. Un buen día, Comis tomó una decisión: cerró su negocio y envió a los cerdos que quedaban a refugios de animales de granja.
Su historia está siendo convertida en un documental: The Last Pig (El último cerdo).
Comis no solo cerró su granja: «mi experiencia con mis cerdos fue tan profunda e intensa que decidí no comer carne nunca más. Ser vegano se ha convertido en una parte central de mí».
«Estoy atormentado por mis recuerdos, como fantasmas, de 2.000 cerdos», afirmaba Bob Comis en el periódico The Huffington Post, en la que contaba sus experiencias como granjero.
Con la sentencia a los torturadores de cerdos en la granja El Escobar, en Murcia, aún reciente, esta historia de un hombre que llegó a comprender a los maravillosos animales que enviaba al matadero resulta necesaria. Son la cara y la cruz del maltrato animal sistemático e institucionalizado que supone la ganadería.
Bob Comis, el granjero convertido en embajador de los animales, fue encontrando su trabajo cada vez más difícil. Se dio cuenta de que le encantaba pasar tiempo con sus cerdos. Les ponía nombres, les observaba mientras buscaban raíces entre los árboles y, a su vez, ellos le observaban a él con su inteligente y apacible mirada. Los cerdos le seguían y buscaban sus caricias.
Un ejemplo que nos muestra que nada es imposible cuando somos capaces de entender la mirada de los animales destinados a alimentación. Comis lo sabe bien y piensa en ello en su nueva granja, esta vez dedicada a cultivar verduras y hortalizas, con la conciencia tranquila, tras haber llegado a entender a los animales que un día enviaba al matadero.
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