Si te dicen que nombres a un animal inteligente luego de leer esto podrías decir «pez»
Lamentablemente, al vivir en un medio tan diferente al nuestro nos hemos preocupado poco por conocerles. Pero lo cierto es que los peces son animales increíblemente inteligentes y sociales.
Desde hace diez años diversos estudios científicos han logrado un cambio radical en la forma en que la ciencia percibe la inteligencia de estos animales.
Noticia relacionada: Los peces sienten y son los animales más olvidados del planeta
Y resulta obvio que los hemos subestimado. La evidencia científica es vasta y apunta a una conclusión ineludible: Los peces sienten y también piensan.
A continuación algunas de sus increíbles habilidades:
1. Los peces pueden ver, oler y escuchar lo que los humanos jamás podremos
Nosotros podemos ver el espectro de la luz en tres bandas (azul, verde y rojo), pero los peces poseen visión tetracromática, capaz de ver los mismos tres colores y también el ultravioleta.
Y en cuanto a oler y probar se trata, gracias a la gran cantidad de receptores que tienen en sus branquias, bocas y aletas, los peces pueden oler y probar impresionantemente bien.
El pez bagre Amarillo, por ejemplo, tiene 175.000 papilas gustativas a través de su cuerpo; ¡nuestra lengua sólo tiene 10.000!
Los peces se valen de los sonidos para facilitar el apareamiento, la alimentación y la dispersión grupal. Algunos como la corvina hacen gruñidos tan fuertes durante el apareamiento que exponen su ubicación a los pescadores.
2. Conocen y practican el «aprendizaje asociativo»
Un signo básico de inteligencia y que también demuestran los peces es el denominado aprendizaje asociativo, básicamente, lo que Pavlov demostró con los perros.
Los peces dentro de acuarios recuerdan cuándo y en qué extremos del acuario se produce su alimentación. Y varios experimentos han encontrado que en algunos casos los peces son mejores en esto que los mamíferos.
Destacar: Suscríbete gratuitamente a nuestro e-boletín y recibe las mejores noticias de actualidad sobre los animales y opciones de alimentación.
3. Sí existe tal cosa como una «escuela de pesca»
Los salmones jóvenes, luego de estar en un estanque junto a aquellos experimentados, se vuelven más audaces que si se alojan con salmones como ellos.
Gracias a este contacto aprenden rutas de migración y lugares de búsqueda de los peces más viejos y ayudan así a mantener la tradición en la «escuela de peces».
4. Pueden confiar en otros y trabajar en equipo
La cooperación requiere una capacidad intelectual compleja y los peces son capaces de alianzas avanzadas para obtener beneficios.
La anguila serpentea en las grietas de los arrecifes para hacer que otros peces se dirijan hacia aguas abiertas, mientras que el mero patrulla afuera para asustar a los peces en los arrecifes.
Indiferentemente de la dirección que tomen, nadarán hacia la boca abierta de un mero o una anguila, quienes siempre cazan más presas juntos que por su cuenta.
5. Son tan geniales que conocen la tecnología
Durante mucho tiempo el uso de herramientas fue considerado como un logro cognitivo exclusivamente humano. Luego, además de los chimpancés, los científicos descubrieron que animales como cuervos, nutrias, buitres y pulpos también usan herramientas.
Pero lo que menos sabíamos es que los peces también saben usarlas.
El Choerodon schoenleinii (colmillo negro), que se alimenta de animales de cuerpos de concha dura como crustáceos, caracoles y almejas, ha convertido su rutina de alimentación en una ciencia. Puede, por ejemplo, sujetar una almeja en su boca y golpearla contra un roca tantas veces de izquierda a derecha como sea necesario hasta que se rompa.
Algunas especies de wrasses aplastan erizos contra los corales hasta romper sus espinas y alimentarse de sus cuerpos blandos interiores.