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«Aquel día que nunca olvidaré». El testimonio de Paula


«Sabía que tarde o temprano tendría que entrar dentro de una granja y a pesar de todo lo que ya había visto tenía miedo. Tenía miedo de mirar directamente a esos animales y ver que son reales, que todo lo que padecen es real y no tener la escafandra de la pantalla del ordenador para protegerme, para bloquearme como estaba acostumbrada.

 Al final llegó aquel día. Sin pensarlo, entré armada con la cámara y la convicción de que aquello no debía afectarme, me esforcé por no pararme a pensar, por evitar que el terrible hedor me desorientase. Pasaron horas y creo que entramos en varias granjas hasta que fui consciente de lo que estaba haciendo y en dónde estaba.

«Estoy ahí y ellos están ahí. Pero yo saldré, respiraré, lloraré en la cama a solas y seguiré con mi vida normal. Ellos no saldrán»

De repente, rompiendo el monocorde ruido de fondo, se escuchan los gritos desesperados de un bebé. Una madre está aplastando a su hijo, ella apenas puede moverse y no puede evitar hacer daño a su propio hijo. Él lucha y grita y grita… taladrando mi cerebro y desbloqueando mi sistema de defensa, haciendo que todo aquello cobre vida y se haga real. Todo es real. Y la cámara tiembla y rompo la promesa que me hice de no llorar…

Levanto la vista, con los ojos aún vidriosos y lo veo, lo oigo y lo siento, por primera vez, en primera persona. Estoy ahí y ellos están ahí. Pero yo saldré, respiraré, lloraré en la cama a solas, tendré algunas pesadillas y seguiré con mi vida normal. Ellos no saldrán. Ellos se quedan y cuando salgan, los que logren salir, sólo será para conocer la muerte»

Testimonio de Paula B. Investigadora de Igualdad Animal

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