¿Cómo me siento al grabar en una granja industrial?
Cada vez que participo en una investigación de Igualdad Animal, la sensación es la misma. Me preparo para presenciar el infierno que viven los animales en las granjas industriales. Me preparo para poder aguantar esas miradas que piden ayuda y te rompen el corazón en pedazos.
Por unas horas, cámara en mano, presencio el horror que viven. Una luz aparece en la penumbra para denunciar lo que ellos no pueden. Trato de mostrarlo con el respeto que sus vidas merecen, sabiendo que, aunque me rompa por dentro, es lo mejor que puedo hacer para que todo ese sufrimiento no quede en el olvido. Para que sus vidas no sean anónimas.
«Aunque me rompa por dentro, es lo mejor que puedo hacer para ese sufrimiento no quede en el olvido. Para que sus vidas no sean anónimas».
Cuando salgo de la granja, me voy a casa, me doy una ducha y me acuesto sabiendo que un nuevo día me espera. Ellos no tienen la misma suerte. Solo me reconforta saber que gracias a esas imágenes, más personas se pondrán del lado de los animales. Más personas alzarán la voz para detener todos estos abusos. Me reconforta saber que ahí fuera existen personas solidarias como tú que apoyáis el trabajo de investigación que hacemos en Igualdad Animal.
«Ojalá en el futuro todas estas imágenes de maltrato animal figuren solo en los museos para recordarnos que superamos ese horror».
Nos enfrentamos a poderosas industrias que quieren mantener oculta la realidad de maltrato que viven los animales. Por eso hoy te pido que, si crees necesario nuestro trabajo de investigación, nos ayudes uniéndote a Igualdad Animal. Solo gracias a este apoyo podemos seguir denunciando los abusos que se cometen contra los animales en las granjas industriales.
Ojalá en el futuro todas estas imágenes de maltrato animal estén solo en los museos para recordarnos que superamos ese horror.
Junto a ti, no tengo dudas de que lo lograremos. Gracias.