“¿Cómo te preparas para entrar a un matadero?” Testimonio de Jose Valle

A lo largo de los años he investigado 24 instalaciones entre España, México, China e India para sacar a la luz lo que ocurre tras las puertas cerradas de los mataderos.

Ya te conté cómo los animales dentro de los mataderos pasan de ser criaturas con emociones y sentimientos a convertirse en mercancías para ser despedazadas.

Y cuando desvelo la crueldad de algunas escenas, una de las preguntas más habituales que me hacen es: “¿cómo te preparas mentalmente para lo que vas a ver en un matadero?”. 

La verdad es que no sé si es posible hacerlo.

Salvo respirar hondo unas cuantas veces y recordar lo importante que es este trabajo para los animales, nada puede prepararte para los sonidos y olores del matadero. 

La primera investigación en la que participé para Igualdad Animal fue en un matadero llamado SEMAGI, en el norte de España, donde crecí.

Lo primero que vi al llegar fueron los corrales donde los cerdos esperan la hora del sacrificio.

Todos los animales estaban pintados con un número, una cifra progresiva que marcaba su muerte inminente. 

Cuando me acerqué, algunos parecían intrigados por mi presencia, mientras que otros estaban visiblemente asustados.

Algunos de los cerdos se estrechaban entre ellos o se frotaban el hocico, familiarizándose unos con otros. 

Debes saber que los cerdos son animales extremadamente inteligentes y curiosos.

Filmarlos interactuando conmigo o socializando entre ellos hacía aún más difícil imaginar lo que ocurriría a continuación.

En el momento del sacrificio, los operarios aislaban primero a un cerdo en una zona designada y luego intentaban dejarlo inconsciente mediante una descarga eléctrica.

Por desgracia, utilizaron las pinzas eléctricas de forma incorrecta, colocándolas en distintas partes del cuerpo del cerdo en lugar de en su cabeza. 

Según la ley, los animales que van a ser sacrificados deben estar inconscientes antes de matarlos.

Pero, como suele ocurrir, el proceso de aturdimiento es ineficaz y muchos animales siguen conscientes cuando les cortan el cuello.

¿Te imaginas lo que se debe sentir? 

Tras presenciar esa desgarradora escena, viajé por España durante los 10 días siguientes para ser testigo de las crueldades a las que eran sometidos corderos, vacas y conejos.

Cada día salía de aquellos lugares con el olor de la sangre encima, pegado al pelo, a la piel y a la ropa.

Y cada noche soñaba con animales gritando, desesperados y atrapados en mataderos. 

Sé que es difícil ver imágenes y fotografías de animales inteligentes y sensibles tratados como objetos.

Pero es a través de investigaciones como éstas como convencemos al público, a los políticos y a los periodistas de que los animales deben dejar de sufrir. 

Nuestras fotos y vídeos han sido decisivos para aprobar políticas y leyes que han cambiado la vida de millones de vacas, cerdos, pollos y otros animales.

Pero aún quedan muchos retos por delante para crear un mundo en el que todos los animales sean respetados y protegidos. 

Un mundo en el que los animales no estén confinados en jaulas y en la oscuridad, un mundo en el que puedan sentir el sol en la cara y vivir una vida libre de dolor.

Para hacer todo esto Igualdad Animal depende de la generosidad de personas como tú.

Gracias a las donaciones que recibimos, podemos seguir denunciando los crímenes de la industria ante millones de personas y convencer a gobiernos de todo el mundo para que impulsen leyes más estrictas para protegerlos.

También gracias a ti hemos conseguido tantos logros importantes.

Ahora mismo tienes una oportunidad única de ayudar a los animales atrapados en la maquinaria de la industria cárnica.

Haz un donativo AHORA y lo pondremos a trabajar para ellos: servirá para apoyar nuestras investigaciones, campañas y trabajo jurídico. 

Si luchas a nuestro lado, podremos conseguir cosas extraordinarias.

Y recuerda: Cada uno de nosotros y nosotras podemos poner fin al maltrato que padecen los animales en granjas y mataderos eligiendo opciones vegetales en nuestra alimentación.

Gracias de corazón,

Jose 

Jose Valle

Vicepresidente en Igualdad Animal