La industria ganadera también es cruel con las crías que son tratadas como mercancías. Maltratadas y explotadas desde sus primeros días, algunas de ellas a menudo ni siquiera tienen la oportunidad de crecer porque se las mata poco después de nacer. Pocos animales superan los 6 meses de vida en esta industria.

La industria ganadera utiliza a los cachorros sin darles mayor protección ni cuidados que a los animales adultos. Los lechones, terneros, corderos y pollitos de las granjas sufren enormemente tras ser arrancados de sus madres y sometidos a brutales mutilaciones.

La trágica vida de los lechones entre mutilaciones y barrotes

Como ha documentado el equipo de investigación de Igualdad Animal, en las granjas se somete a las crías de cerdo a cortes de rabo, dientes y castración, a menudo sin anestesia. Se trata de prácticas extremadamente dolorosas que les causan un gran sufrimiento. El único propósito de este maltrato, que en algunos casos es completamente legal, es facilitar el negocio a los ganaderos y reducir la posibilidad de que, debido al estrés acumulado, los cerdos acaben hiriéndose unos a otros mordiéndose la cola.

Estas prácticas son habituales en todo el mundo. La Unión Europea dictaminó en 2008 la prohibición del corte de cola en los lechones de forma rutinaria. Sin embargo, lo permite para prevenir la caudofagia, es decir, que se agredan entre ellos, algo que sucede debido al hacinamiento y la falta de estímulos que soportan.  

En España, una auditoría realizada en septiembre de 2017, determinó que «el corte de rabo rutinario afecta al 98,5% de los cerdos» (Comisión Europea, 2018).

Por otro lado, la castración sin anestesia es actualmente legal en España, siempre que se realice durante los primeros 7 días de vida de los cerditos, estando prohibida en otros países como Suiza y Noruega, así como en los principales sistemas de certificación ingleses. 

Los lechones también nacen y viven sus primeros días de vida en jaulas. Debido al confinamiento, los estudios muestran que muchos recién nacidos acaban siendo aplastados por sus propias madres tras el parto, ya que no pueden alejarse libremente como lo harían en libertad.

Arrancados de sus madres: la triste vida de los terneros 

Inmediatamente después de nacer, los 6 millones de terneros que se crían cada año en Europa son separados de sus madres y no se les permite volver a verlas. Este alejamiento forzoso se produce pocas horas después del parto para que no beban la leche de sus madres, que es destinada al consumo humano.

En los terneros, esta separación provoca un alto grado de estrés. A menudo los terneros se ven obligados a realizar largos y agotadores viajes dentro de las fronteras europeas: esto ocurre porque muchos países, como el Reino Unido, no consumen su carne y aprovechan para venderla en otros lugares.

Privados durante toda su vida del contacto natural con la hierba y criados durante unos meses para ser sacrificados, los terneros son sometidos a prácticas muy dolorosas, como el corte de cuernos y la castración. Como muestra nuestro último estudio, el descornado se realiza a menudo sin anestesia, un dolor resultante que puede durar meses. Varios estudios, entre ellos uno publicado en 2013 por la Universidad británica de Columbia, también han demostrado cómo este procedimiento tiene un impacto profundamente negativo en los procesos cognitivos del animal.

Los pollitos macho: condenados a muerte nada más nacer

Cada año mueren en Europa 330 millones de pollitos macho en la industria del huevo. En España 35 millones son sacrificados a las pocas horas de nacer por considerarlos inútiles para la producción ya que no pueden producir huevos, ni son utilizados por la industria cárnica, por no pertenecer a una razas de crecimiento rápido.

Normalmente, estos pollitos son triturados vivos o asfixiados con gas en las primeras 24 horas tras su nacimiento. Gracias a la importante labor de presión de Igualdad Animal, la prohibición del sacrificio de estas crías entrará en vigor en Italia a finales de 2026. Sin embargo, en España su sacrificio continúa.

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¡Impedir la explotación de estos cachorros es posible!

Además de la acción legislativa, nuestras elecciones como consumidores también pueden contribuir a reducir el sufrimiento de los animales criados para consumo. Optar por una alimentación 100% vegetal significa dejar de financiar sistemas de cría que encarcelan, maltratan y matan a miles de cachorros cada día.

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La rica vida emocional de los corderos les permite entablar amistades y reconocer expresiones faciales. Protege a estos maravillosos animales eligiendo alternativas a la carne en tu alimentación.

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