El Manual Táctico de la Industria: 7 tácticas para que creas en «Vacas Felices»
Jan Dutkiewicz, investigador de la Facultad de Derecho de Harvard, se valió de la reacción de la industria láctea ante nuestra reciente investigación dentro de una granja lechera en el Reino Unido como ejemplo para revelar el manual táctico de las granjas industriales para manejar las denuncias de maltrato animal.
En febrero de 2022, hicimos pública una investigación sobre una granja lechera galesa en la que se ponía de manifiesto la violencia y el abandono extremos a vacas y terneros.
Las imágenes se emitieron en un documental de 30 minutos de duración en BBC One sobre la industria láctea, llegando a millones de personas y generando una enorme preocupación entre el público.
La reacción -especialmente en Twitter y otras plataformas de medios sociales- fue tan potente y ruidosa que nuestras imágenes llegaron a personas de todo el mundo, desde Europa hasta Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Jan Dutkiewicz, investigador de la Facultad de Derecho de Harvard, fue una de las personas a las que llegó nuestra investigación.
Jan centra su investigación en el diseño, la producción, la circulación y el consumo de productos cotidianos, centrándose principalmente en la carne y otros productos.
Cuando se encontró con nuestras imágenes, compartió en Twitter cómo sospechaba que reaccionaría la industria ganadera, basándose en lo que ha estado investigando durante años.
Jan identificó siete tácticas que predijo que la industria adoptaría en respuesta a nuestra investigación emitida en la BBC, basándose en ejemplos anteriores. Sobra decir que acertó de pleno.
Táctica 1: Culpar a los trabajadores de forma individual
En este tuit, Jan explica que el primer paso que suele dar el sector lácteo tras la publicación de una investigación encubierta es culpar a los trabajadores captados por las cámaras.
Al ser los que realmente son captados llevando a cabo la violencia y los abusos, los trabajadores agrícolas son el objetivo más fácil de la industria para culparlos, a pesar de que en muchos casos sólo están siguiendo órdenes.
De este modo, el sector intenta desviar el foco de atención de la explotación y de las prácticas habituales, tratando de asegurar al público que la situación filmada es un “caso aislado”.
Sin embargo, el hecho de que estas terribles acciones sean cometidas por individuos no debe desviar la atención del verdadero origen del problema: la propia naturaleza de la industria.
Al investigar una granja de pollos propiedad de Moy Park -uno de los mayores productores de pollos del Reino Unido, responsable del sacrificio de más de 312 millones de aves al año- nuestro investigador grabó a un directivo diciendo estas palabras
«A fin de cuentas, se trata de ganar dinero. Así que si voy a criar un ave durante 30 días, alimentarla, mantenerla caliente, dejar que beba el agua y todo lo demás, y luego no se procesa en la fábrica porque no es lo suficientemente grande, simplemente se rechaza, entonces acabo de malgastar 1 libra alimentándola».
Gerente de una granja de pollos propiedad de Moy Park
Si sabemos que la industria se rige por el dinero y la productividad, ¿cómo podemos esperar que consideren el bienestar animal una prioridad? Especialmente cuando no existe un sistema adecuado y fiable para garantizar que las leyes existentes se controlen o se apliquen adecuadamente.
En Igualdad Animal con nuestras investigaciones, hemos destapado casos de maltrato o sufrimiento animal extremo. Informamos de los resultados de nuestras investigaciones a las autoridades competentes y exigimos que los que cometen estos delitos se hagan responsables de sus actos.
Como resultado de nuestras denuncias en España, en una sentencia histórica, dos trabajadores fueron condenados a un año de prisión y tres de inhabilitación para trabajar con animales tras cometer actos de sadismo contra cerdas embarazadas.
Y aunque responsabilizar a los autores es crucial, no es suficiente cuando sus acciones son el resultado de una industria abusiva que explota tanto a los trabajadores como a los animales.
Hay una necesidad urgente de aumentar la responsabilidad de las empresas para garantizar que se identifique al verdadero culpable ante la ley y el público.
Táctica 2: Culpar a la granja
Lo que viene a continuación es una extensión de la primera táctica. Si antes era sólo un “mal trabajador”, en esta se convierte en una “mala granja” de entre todas las otras granjas.
La industria intenta tranquilizar al público diciendo que lo que han visto no es una práctica habitual en el sector, sino el resultado de una mala gestión.
Sin embargo, en el caso de nuestra investigación en granjas lecheras, los consumidores se indignaron especialmente al conocer la separación rutinaria de vacas y terneros, una práctica estándar y necesaria en cualquier granja lechera en funcionamiento.
En Igualdad Animal llevamos más de 15 años investigando granjas y mataderos de todo el mundo. Hemos investigado más de 800 instalaciones en todo el mundo, y en todas y cada una hemos encontrado violencia, abusos y condiciones de vida espantosas.
Por mucho que la industria de la ganadería intente engañar a los consumidores, lo que muestran las horas y horas de grabación que hemos recogido a lo largo de los años es innegable: nunca se trata de una sola granja mala o de un solo trabajador malo, sino de una industria que permite que se incumplan sistemáticamente las leyes y que se abuse de los animales.
«Desgraciadamente, la mayor parte de lo que vemos aquí es típico del sector en su conjunto. No se trata de incidentes aislados».
Dra. Alice Brough, veterinaria del sector porcino, refiriéndose a nuestra investigación sobre la Unidad de Cerdos de P&G Sleigh, donde filmamos cómo se mataba a los lechones a martillazos y a las cerdas con graves infecciones vulvares sin tratar.
Táctica 3: llamarlo un incidente aislado
El siguiente paso que da la industria es tratar de tranquilizar al público sobre su cumplimiento de las normas de bienestar animal apoyándose en certificaciones de terceros, como la Red Tractor.
Al hacer esto, se centran en el hecho de que para ser certificados por estos organismos tienen que cumplir con los criterios de bienestar establecidos por ellos -que a menudo están sólo marginalmente por encima de los mínimos legales- y por lo tanto quieren que la gente piense que lo que se ha denunciado en la investigación no puede ser otra cosa que un incidente aislado.
Lo que Jan ha identificado en estos pasos es un patrón: apoyarse en los sistemas de acreditación es algo que el sector hace casi siempre en respuesta a las denuncias de maltrato animal.
«He sido inspeccionado por los organismos y he recibido el visto bueno de todos los organismos pertinentes y no han encontrado nada malo».
Propietario de Hall Farm, una granja de cerdos certificada por Red Tractor e investigada por Igualdad Animal en 2017, donde encontramos cerdos confinados en plazas para cerdas, jaulas metálicas que restringen gravemente el movimiento de las cerdas preñadas y que están prohibidas en el Reino Unido desde 1999.
¿Qué nos dice esto sobre estos organismos de acreditación?
Hemos investigado 26 granjas acreditadas por Red Tractor, el mayor sistema de acreditación del Reino Unido, incluida la granja lechera que hemos investigado recientemente. También hemos investigado granjas acreditadas por Quality Meat Scotland y la Soil Association.
Dentro de las granjas certificadas por Red Tractor nuestros investigadores han encontrado sistemáticamente violaciones de las leyes de bienestar animal y animales que sufren en condiciones antinaturales.
Además, estos organismos -como en el caso de Red Tractor- suelen ser propiedad de la propia industria, que define la norma a cumplir, lo que crea un innegable conflicto de intereses.
Puedes ver un claro ejemplo de estas prácticas también en España, en el escándalo que destapamos junto a Jordi Èvole y su equipo de Salvados en la granja de cerdos de Murcia que proveía a el Pozo. Lee la historia completa en “Igualdad Animal y Salvados”
Táctica 4: Disparar al mensajero
En este punto, la industria señala con el dedo a los activistas u organizaciones que publicaron las imágenes y denunciaron los abusos.
Lo hacen de varias maneras, pero principalmente desacreditan la denuncia diciendo que se trata de “activistas veganos con una agenda”.
Pero, en última instancia, se trata de un movimiento desesperado de una industria que ha sido captada por las cámaras: nuestras imágenes hablan por sí mismas.
Como resultado de nuestra capacidad para documentar y demostrar lo que realmente ocurre sobre el terreno en granjas y mataderos, nuestro trabajo ha sido publicado en reconocidos medios como The Times, The Independent, The Guardian o la BBC.
A menudo, la industria también intenta minimizar la gravedad del sufrimiento de los animales.
Por ejemplo, en 2018 investigamos la granja Poplar en Yorkshire y encontramos cerdos que sufrían heridas abiertas en carne viva.
Unos se esforzaban por mantenerse en pie, otros tenían cicatrices que cubrían su cuerpo y algunos estaban muertos y habían sido dejados a la intemperie durante la noche.
Después de que se publicaran nuestras imágenes, un gerente -en un intento por desacreditarnos- dijo a The Times: «No tenemos ningún problema. Somos una gran granja comercial de cerdos y [Igualdad Animal] está en contra de las pocilgas comerciales, así que esperamos este tipo de problemas de vez en cuando».
Igualdad Animal existe para proteger a los animales de granja en un mundo en el que se considera “normal” explotarlos y en el que se les considera objetos, cuya única finalidad es proporcionar a los humanos su leche o su carne.
Nuestro objetivo es siempre el mismo: ser testigos de la realidad y decir la verdad a los consumidores.
Por mucho que la industria quiera engañar al público, lo que importa es lo que muestran las imágenes. Quién presenció el sufrimiento y filmó las escenas es en gran medida irrelevante: el abuso ocurrió y no se puede negar lo que se captó en la cámara.
Cada día nuestros investigadores se infiltran en granjas y mataderos para revelar lo que los anuncios de TV no te muestran.
¡Apoya a nuestros investigadores hoy haciendo un donativo!
Táctica 5: Entonar el Mea Culpa
Cuando negar o minimizar la gravedad de lo denunciado ya no es sostenible, la industria puede buscar disculparse públicamente, reconocer el error, afirmar que realizará investigaciones internas y asegurar a los consumidores que algo así no volverá a ocurrir en el futuro.
Según el análisis de Jan, es probable que se trate de un mensaje sutil al Gobierno para que deje de investigar los problemas. El objetivo es evitar que se establezcan nuevas normas más estrictas.
De hecho, el sistema actual facilita que las granjas y los mataderos infrinjan las leyes vigentes, y nuestras investigaciones son prueba de ello.
En Reino Unido, el organismo gubernamental encargado de inspeccionar las granjas es la Agencia de Sanidad Animal y Vegetal (APHA). Sin embargo, según un informe, entre 2010-2016, la APHA inspeccionó de media el 0,49% de las granjas aptas.
Dicho de otro modo, estos datos sugieren que cada granja es inspeccionada de media cada 200 años. Además, de las explotaciones inspeccionadas, el 63,6% (datos de 2007 – 2013) resultaron no cumplir con el Código de Prácticas.
Mientras tanto en España en 2017 se hicieron 11.195 inspecciones en materia de bienestar animal, de un total de 364.430 explotaciones ganaderas, y se notificaron incumplimientos en el 19,38%. Incumplimientos de una legislación que, en cuanto a protección de los animales, es absolutamente ineficaz.
Si esos porcentajes son representativos del total de granjas, hay que concluir que más de 59.000 explotaciones incumplieron la normativa y no fueron inspeccionadas.
Esa es la realidad del bienestar animal en la industria porcina del Estado español.
Lo que esto demuestra es que de nuestro trabajo y el de otras organizaciones que defienden a los animales depende poder sacar a la luz los abusos y las violaciones legales dentro de las granjas y los mataderos.
Táctica 6: Apoyarse en la transparencia
Una vez que la industria promete al público que tomará medidas, surge otro patrón: muchos implicados en la industria comenzarán a publicar contenidos en su sitio web y en las redes sociales, creando comunicados de prensa en los que anuncian lo mucho que cuidan a los animales que crían.
Algunos llegarán a organizar visitas a sus granjas. Por supuesto, esto se preparará con mucha antelación y se gestionará cuidadosamente para que los visitantes sólo vean lo que las granjas quieren mostrar.
Con esta táctica, están dando a entender al público que no hay una fuente de información mejor y más fiable.
Sin embargo, en Igualdad Animal hemos investigado no sólo las granjas industriales intensivas, sino también las de “alto bienestar” y las “ecológicas” y hemos encontrado abusos en cada una de ellas.
La publicidad engañosa es una estrategia clave de la industria de la cría de animales y es alarmante que actualmente haya tan poca regulación para evitarla.
Pensemos en las imágenes que muestran en los envases o en los adjetivos que utilizan en su lenguaje – como “humanitario”– o en los anuncios de “vacas felices” pastando en un prado, o “pollos felices” vagando libremente.
Comparamos esos anuncios y envases con nuestras imágenes, y la diferencia no podría ser mayor.
Táctica 7: Impedir que se realicen más investigaciones
En algunos países, la industria llega incluso a instar a los gobiernos a criminalizar las investigaciones exigiendo leyes que prohíban la filmación y la difusión de lo que ocurre dentro de las granjas.
Leyes como ésta existen actualmente en Estados Unidos y se conocen como leyes “ag-gag”.
Quizás no sepas que ya está pasando en España. La modificación de la Ley de Ordenación Agraria que propone la industria, contempla multas de hasta 60.000 € en un intento de silenciar lo que ocurre tras los muros de granjas y mataderos.1
Si leyes como éstas se aplicaran de forma más generalizada, los animales correrían un peligro aún mayor que el actual. Los animales de granja estarían totalmente a merced de una industria que los explota con fines de lucro y beneficio personal.
A los ojos de la industria, la vida de los animales de granja sólo tiene el mismo valor que el precio de mercado de sus partes del cuerpo.
Los animales existen, en su opinión, para ser explotados por su carne y su leche. Se les mantiene en la oscuridad, en cobertizos o jaulas tan pequeñas que no pueden moverse ni darse la vuelta, y mucho menos expresar sus comportamientos naturales.
Las investigaciones son actualmente la única forma de sacar a la luz los abusos que estos animales se ven obligados a soportar durante toda su vida.
Contamos sus historias al mundo, creando a su vez un cambio duradero y avanzando hacia un mundo más amable y compasivo en el que los animales ya no tengan que sufrir para el consumo humano.
Tú eres clave para seguir mostrando lo que la realidad de la industria de la carne esconde. Apoya hoy a nuestros investigadores haciendo un donativo.
Sobre Jan Dutkiewicz
Las predicciones de Jan2 son el resultado de años de investigación y estudios sobre el tema y son ciertas para la industria en todo el mundo.
Jan es investigador de políticas en la Facultad de Derecho de Harvard. Su investigación examina el diseño, la producción, la circulación y el consumo de productos cotidianos, centrándose principalmente en la carne y otros productos.
Este trabajo conecta la ciencia política, los estudios medioambientales, los estudios de diseño y ciencia y tecnología, y los enfoques antropológicos del estudio del valor.
Ha publicado en la prensa académica y popular sobre temas relacionados con la agricultura y la política alimentaria, la responsabilidad social de las empresas, la biodiversidad y la política medioambiental, así como la teoría y la práctica de la ética animal.
- 1. Fuente de la información.
- 2. Jan Dutkiewicz: puedes encontrar más información sobre Jan y su trabajo aquí.