¿Qué sienten los animales?
Sabemos que no solo es evidente que los animales sienten dolor sino que además reaccionan alejándose de aquello que se los provoca.
Aunque por mucho tiempo se mantuvo la creencia de que los animales no sienten, actualmente gracias a la abundancia de pruebas científicas podemos afirmar que los animales sí sienten dolor.
Pero, ¿cómo sabemos que lo sienten?
Similitudes en la constitución biológica
Todos los animales vertebrados que poseen un sistema nervioso central son capaces de experimentar dolor.
Entre estos animales se encuentran, entre muchos otros, los perros y gatos que conviven con nosotros y también animales como las vacas, peces, pollos, gallinas, cerdos, conejos, pavos y otros animales criados para producir carne.
Esta capacidad de sentir dolor que compartimos con todas las especies de vertebrados – a la que los humanos también pertenecemos – se debe principalmente a que compartimos, entre otras, las siguientes similitudes:
- Nociceptores: son nuestros receptores sensoriales que recogen la señal de dolor y los conducen a los ganglios espinales y a la médula espinal.
- Médula espinal: es una de las estaciones por donde pasa la señal dolorosa antes de llegar a nuestro sistema nervioso central. Además, algunas de nuestras respuestas motoras reflejas provocadas por el dolor ocurren desde la médula espinal, como, por ejemplo, el reflejo de retracción que aleja el cuerpo del estímulo nocivo.
- Sistema nervioso central: recibe la señal dolorosa captada por nuestros nociceptores.
- Un encéfalo localizado dentro del cráneo: aquí se origina la percepción consciente del dolor.
Ante estas semejanzas entre estructuras, funciones y formas de respuesta a los estímulos, el sentido común nos dice que los vertebrados pueden sentir dolor, miedo, frustración y otras formas de aflicción y ansiedad.
Pero, ¿qué más nos dice la ciencia?
Evidencias de que los vertebrados son capaces de sentir dolor
A pesar de que el dolor es una experiencia subjetiva y que los animales no pueden expresar verbalmente lo que sienten, los animales sí pueden manifiestar las mismas respuestas motoras y de comportamiento que los humanos presentarían en la misma situación [1], [2].
Existen numerosas evidencias que sostienen que los vertebrados no humanos también experimentan el dolor de forma sensible y consciente.
Algunos de los argumentos que lo sostienen son:
1) Cambios de comportamiento y actitudes
Cuando los animales sienten dolor lo expresan de forma evidente con acciones voluntarias que responden a los estímulos nocivos como mirar o lamerse la parte del cuerpo que ha sido dañada, gruñir hacia la fuente que provocó el dolor [3].
Diversos estudios han desarrollado escalas para evaluar el dolor en los animales de la misma forma que se hace con niños [4], [5], [6].
Descubrieron que ante el dolor los animales presentan depresión, es decir, no responden a situaciones ante las que normalmente responderían con intensidad.
Tampoco se acicalan, limitan sus movimientos, adoptan posturas anormales, pueden permanecer indiferentes o presentar conductas agresivas hacia otros; se muerden, lamen o automutilan el área dañada o donde sienten el dolor [7].
2) Respuesta favorable a los analgésicos
Se ha comprobado que, después de administrarles analgésicos, los animales que han recibido un estímulo doloroso presentan cambios en su comportamiento.
Al recibir el analgésico adecuado retoman sus patrones normales de comportamiento, manifestando de nuevo interés por lo que sucede en su entorno [8], [9].
3) Los mediadores neuroquímicos
Los mediadores neuroquímicos son los responsables de intervenir en la conducción del impulso nervioso provocado por estímulos nocivos hasta la médula espinal. Algunos de ellos son: serotonina, norepinefrina, GABA, encefalina, neurotensina, acetilcolina y dinorfina [10]
Está comprobado que en todos los vertebrados [11], [12], están presentes los principales mediadores neuroquímicos que intervienen en la conducción y modulación de estímulos dolorosos [13].
El dolor que podemos ver y escuchar
Al sentir dolor, los mamíferos cambian sus expresiones faciales [14], [15]. También pueden llegar a emitir vocalizaciones o chillidos en una frecuencia que al no ser percibida por el oído humano [16], puede pasar desapercibida y parecer que no se lamentan por el dolor.
El sufrimiento de los animales en granjas
A pesar de que los animales criados y sacrificados para consumo como los cerdos, pollos, gallinas, vacas, peces, pavos y otros, son todos animales vertebrados que pueden sentir dolor, ellos no tienen la misma protección ante el sufrimiento que otros animales.
Además de que las prácticas crueles como corte de rabo, dientes y orejas se realizan rutinariamente y sin anestesia, dentro de las granjas son obligados a soportar extremas condiciones de vida que no les permiten desarrollar sus comportamientos naturales y les hacen sufrir.
¿Y los peces? ¿También pueden sentir dolor?
Aunque no podamos escuchar sus lamentos, los peces son animales vertebrados y, por lo tanto, son capaces de sentir dolor.
Diversos estudios en peces, anfibios y reptiles demuestran que los sistemas moduladores del dolor – al igual que sus receptores – están presentes en todas las especies animales [17], [18], [19].
Estos estudios también han revelado que en los peces estas funciones se producen en modo similar a como ocurre con los mamíferos.
La literatura científica es bastante clara. Anatómicamente, fisiológicamente y biológicamente, el sistema de dolor en los peces es prácticamente el mismo que en aves y mamíferos … en términos de bienestar animal, hay que poner la pesca en la misma categoría que la caza
Doctor Donald Brown, profesor de bienestar animal en la Universidad de Cambridge.
En los peces se han identificado nociceptores para detectar estímulos dolorosos que son sorprendentemente similares a los de los mamíferos. Los nociceptores están distribuidos por la cabeza y la cara de los peces, así como por el cuerpo y las aletas.
En un estudio con salmones, se descubrió que la cantidad de presión necesaria para activar los nociceptores en los peces era mucho menor que el umbral de la piel humana [20].
En un informe facilitado a Igualdad Animal por la Dra. Lynne Sneddon, una destacada experta en biología animal, se afirma que: “esto significa que lo que los humanos considerarían un toque ligero sería doloroso para los peces”.
¡Tú puedes ayudar!
Las investigaciones dentro de las granjas y mataderos siguen confirmando que son la única forma de que hoy podamos hacer algo para lograr un cambio para los animales.
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Fuentes
1.Wall T. Pain in fish. Vet Rec 2003; 152: 696.
2. Flecknell PA: Refinement of animal use in assessment and alleviation of pain and distress. Lab Anim 1994; 28: 222-231.
3. Kitchell RL: Problems in defining pain and peripheral mechanisms of pain. JAVMA 1987; 191(10): 1195- 1199.
4.Griffin, D: Pensamiento Animal. Scientific American, nov 1991: 104.
5.Mathews KA: Non-steroidal antiinflammatory analgesics in pain management in dogs and cats. Can Vet J 1996; 37(9): 539-545.
6. Welsh EM, Gettinby G, Nolan AM: Comparison of a visual analogue scale and a numerical rating scale for assessment of lameness, using sheep as a model. AJVR 1993; 54: 976-983.
7. Spinelli JS, Markowitz H: Clinical recognition and anticipation of situations likely induce suffering in animals. JAVMA 1987; 191(10): 1216-1218.
8. Tranquilli WJ, Grimm KA, Lamont LA: Pain management for the small animals practitioner. Teton NewMedia, Jackson, WY, 2000; 125 pp.
9. Patterson F. y Gordon W: En defensa de la condición de persona de los gorilas. En: Cavalieri P y Singer P, eds. Op. cit., p. 79-102.
10. Fields, H. L. y Levine, J. D. (1984). Placebo analgesia. a role for endorphins? Trends in Neurosciences, 7, 271–3.
11. Kestin SC: Pain and stress in fish. Royal Society for the prevention of cruelty in animals. Causeway Horsham: West Sussex, U.K., 1994.
12. Van Lawick-Goodall J: In the shadow of man. Boston: Houghton Mifflin, 1971: 252-254.
13. Ruckebusch Y, Phaneuf LP, Dunlop R: Physiology of small and large animals. Decker Inc. BC, Philadelphia, 1991: 315-318.
14. Tendillo FJ, Capacés JF: Manejo del dolor en el perro y el gato. Temis Network, S.L., 2001; 132 pp.
15. Zayan R: Assessment of pain in animals: epistemological comments. Proceedings. Workshop Assess Pain Farm Anim 1986; 1-15.
16. Sales G, Evans J, Milligan S et al.: Effect of environmental ultrasound on behaviour of laboratory rats. Proceedings. Symp Lab Anim Welfare Res Rodents 1989; 7-16.
17. LeRoith D, Liotta A, Roth J, Shiloach J, Lewis E, et al.: Coricotropin andendorphin-like materials are native to unicellular organisms? Proc Natl Acad Sci USA 1982; 79: 2086-2090.
18. Achaval M, Penha MA, Swarowsky A, Rigon P, Xavier LL, Viola GG, et al. The terrestrial gastropoda Megalobulimus abbreviatus as a useful model for nociceptive experiments: effects of morphine and naloxone on thermal avoidance behavior. Braz J Med Biol Res 2005; 38 (1):73-80.
19. Stevens CW, Maclever DN, Newman LC: Testing and comparison of non opioid analgesics in amphibians. Contemp Topics Lab Animal Sci 2001; 40:23-27.
20. Sneddon 2002; 2003; Sneddon et al. 2003; Ashley et al. 2006; 2007; Mettam et al. 2012.
21. Vanda Cantón, Beatriz. El ser humano y los animales, unidad 2. Universidad Nacional Autónoma de México.