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Un bocado de realidad: el libro que cambió mi vida


Hola, soy Paula, nací el siglo pasado en Galicia. Un lugar, para mí, mágico, junto a un mar que te hipnotiza.

Nací en la ciudad pero siendo niña, mis abuelos me llevaban con frecuencia a visitar a la familia en el pueblo.

El de mi abuela era un pueblo pequeño, recuerdo que cuando era muy niña fuimos a pasar un fin de semana, yo no tendría más de 5 años (si llegaba). Debía de coincidir con la Fiesta de “San Martiño” (San Martín) porque se celebraba la matanza.

Lo cierto es que yo nunca llegué a ver una matanza porque mi abuelo, cuando llegaba ese momento y en contra de lo que era habitual, me cogía de la mano y se alejaba conmigo por el campo a pasear y a recoger pimientos.

Recuerdo que yo le miraba sin entender lo que estaba pasando y él me decía muy tranquilo “esto no son cosas para niños” y luego murmuraba “ni para mayores tampoco”.

Ese recuerdo se ha quedado en mi memoria durante años, sin que cobrase más significado que el de una mañana maravillosa con mi abuelo, cogiendo los pimientos que ya estaban para comer y dejando los que aún tenían que madurar. Saltando la acequia y poniéndome como un cromo llena de barro.

Hasta que vi, por primera vez, un vídeo de una investigación de Igualdad Animal en un matadero, entonces las palabras de mi abuelo “esto no son cosas para niños” seguido del “ni para mayores tampoco” cobraron una dimensión diferente.

Entendí por fín a qué se refería y no creo que hubiese podido soportarlo, aún hoy, me cuesta ver la realidad que muestran nuestras investigaciones.

Cuando empecé a conocer más a fondo las investigaciones de Igualdad Animal, mi perrita Frida aún vivía con nosotros, nos dejó jovencita pero fuimos muy felices el tiempo que pasamos juntos. 

Un día vi un vídeo que me impactó muchísimo, no había sangre, ni muerte, ni enfermedad pero me partió en dos. Quizás tú también lo hayas visto, es el vídeo en el que separan a un ternero de su madre y esa vaca desconsolada intenta detener la furgoneta que se lo lleva.

Miré a Frida, y su mirada me recordó tanto a la de aquel ternero, que un millón de preguntas me invadieron. Yo nunca habría hecho nada que pudiese perjudicar a Frida y la habría protegido de cualquiera. ¿Entonces? ¿Por qué Frida sí y aquel ternero no?

Hacer preguntas y buscar respuestas muchas veces puede significar cuestionar lo que durante años nos han enseñado, la sociedad, la televisión y en ocasiones personas a las que amamos y que ciertamente son buenas personas.

En mi búsqueda de respuestas hubo momentos en los que me sentí responsable, culpable y engañada, pero no estuve sola y encontré en Igualdad Animal una comunidad que me acompañó en esta fase de descubrimiento.

Hubo un libro que me regalaron el día que llegué a Igualdad Animal, que me ayudó a reconciliarme con décadas de ignorancia, “Enganchados a la carne” de Marta Zaraska.

Fue una de mis primeras revelaciones, conocer los factores externos que nos rodean y que perpetúan un hábito que no nos beneficia en nada ni a nosotros mismos ni a los seres a los que al mirar a los ojos no podemos más que sentir empatía.

Quien conviva con animales entenderá lo que quiero decir, hoy en mi vida me acompañan dos seres maravillosos, Pepe y Lucas (Pepe por mi abuelo por cierto). 

Son dos hermanos, aún muy jóvenes. Se unieron a la familia cuando eran dos bolitas de pelo y ya en ese momento se podían diferenciar sus personalidades, adoptar a dos hermanos nos ha permitido ser testigos de esta maravilla.

Pepe y Lucas expresan sus sentimientos y emociones de una forma muy clara. Juegan, se enfadan, se emocionan… aman. Me recuerdan cada día lo valiosa y genuina que es cada vida. 

Ellos a mí me han hecho seguir cuestionando muchas cosas que durante demasiado tiempo ni tan siquiera me paré a pensar. Estaban ahí, sin más, sin llamar mi atención. 

Como el ternero al que separan de su madre o la cerda que permanece tumbada en una jaula inmóvil día sí y día también sin poder siquiera alcanzar a sus crías… lo cierto es que podría seguir hasta el infinito.

Pero mi abuelo también me enseñó a hacerme preguntas y a cuestionar lo que se da por sentado.

Sé que hacerse preguntas no es fácil, he pasado por ahí. Por eso sé lo importante que es el acceso a la información, a una comunidad abierta y comprometida que te ayuda a encontrar respuestas.

Cada día me parece más crucial nuestro trabajo de investigación y el impulso que sin duda le dan las personas como tú que lo apoyan.

Porque sin esta labor, serían muchos los que no podrían hacerse preguntas y mucho menos obtener respuestas.

Me encantaría que todos pudiesen tener la oportunidad de compartir mi experiencia con un libro que me ha marcado mucho. 

Así que se lo comenté a Javier Moreno, uno de nuestros cofundadores, aprovechando que estamos en el «2×1 Solidario», se ha comprometido a regalar un ejemplar a los primeros 20 socios.

Como ya sabrás, durante el mes de junio celebramos nuestro «2×1 Solidario» en el que uno de nuestros benefactores duplicará todo lo recaudado. Y para aquellos que se hagan socios, duplicará su donativo mensual durante todo un año. 

Así que si eres uno de los 20 primeros en hacerte socio. Tu solidaridad no solo se multiplica por dos todo un año, sino que además, se premia con uno de mis libros favoritos gratis, “Enganchados a la carne” de Marta Zaraska.

NO PIERDAS LA OPORTUNIDAD DE DUPLICAR TU IMPACTO.

Gracias por dejarme compartir contigo mi historia y gracias siempre por estar junto a los animales.

Un abrazo virtual.


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