Bélgica coloreará los huevos de las gallinas criadas en peores condiciones
Los huevos coloreados no podrán ser exportados y únicamente servirán para la fabricación de «ovoproductos», derivados del huevo obtenidos a partir de huevos enteros, claras o yemas. Alternativamente a la coloración, los huevos podrán ser marcados por una letra B en la cáscara. El objetivo es compensar los esfuerzos realizados por los productores que han adoptado las medidas para cumplir con la nueva normativa europea vigente desde el 1 de enero, que obliga a dotar las jaulas de más espacio (se pasa de un mínimo de 550 a 750 cm2) o de dispositivos de recorte de uñas. De esa manera, se evitarán las distorsiones en el mercado.
El Servicio Público Federal de Salud, Seguridad de la Cadena Alimentaria y Medioambiente ha dado un plazo adicional de seis meses a las explotaciones para completar la adaptación a la nueva legislación. Según la prensa belga, una de cada tres explotaciones en el país todavía no ha tomado las medidas necesarias. Las autoridades belgas han advertido de que las explotaciones que no puedan probar que ya han comenzado a introducir los cambios exigidos por la ley se verán obligadas a retirar sus gallinas del mercado con carácter inmediato.
La Agencia Federal de la Cadena de Seguridad Alimentaria realizará controles periódicos para comprobar el cumplimiento de la normativa. Fuentes comunitarias explicaron que los países pueden adoptar las acciones que estimen necesarias para limitar la circulación de los huevos «ilegales» procedentes de granjas que no respetan las nuevas normas. Asimismo, lamentaron que a estas alturas todavía haya 14 Estados miembros (incluida España) que aún no están en condiciones de cumplir la legislación, después del largo periodo de transición otorgado a ganaderos y productores de huevos, ya que la decisión se adoptó en 1999. El resto de países que no están en regla son Bélgica, Bulgaria, Chipre, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Holanda, Malta, Polonia, Portugal y Rumanía.
La situación implica que todavía 43,3 millones de animales (el 13 % de la población total) permanecen encerrados en jaulas no conformes con la legislación. En el caso de España, la cifra asciende a 11 millones de gallinas ponedoras (un tercio del total existente en el país). Para corregir la situación, Bruselas tiene previsto enviar inspecciones a cada Estado miembro para averiguar cuál es la situación e iniciar en el primer trimestre de este año procedimientos de infracción en los casos de incumplimiento, según las fuentes.
CADA DÍA ELEGIMOS
Los animales tienen vidas emocionales e inquebrantables lazos familiares, los animales explotados en las granjas merecen ser protegidos. Puedes construir un mundo más compasivo sustituyendo los alimentos de origen animal por otros de origen vegetal.
Todos los huevos que puedes encontrar en el mercado o en cualquier tienda, proceden de la explotación de un individuo. Tanto si las gallinas son recluidas en pequeñas jaulas como si éstas son más amplias y “confortables”, la vida de estos animales vale sólo en función de su capacidad para producir huevos. Pero no sólo las gallinas, explotadas durante el corto periodo de tiempo que duran sus vidas, son víctimas del consumo de huevos. En todas las formas de producción avícola los pollitos macho son matados, ya que no sirven a los intereses de los granjeros: ni ponen huevos, ni su carne es apta para consumo al no engordar lo suficientemente rápido. Las gallinas ponedoras también mueren a manos de la industria cuando dejan de ser productivas, y esto es algo que ocurre siempre. Tanto una granja de huevos ecológicos como una intensiva "pierde" cuando descienden o desaparecen los niveles de producción y por tanto el beneficio que obtiene de estos animales. En ese momento se considera que sus vidas carecen de valor y son condenadas a morir. Podemos prescindir del huevo en nuestra cocina, incluso en tortillas y repostería, buscando alternativas que no supongan la explotación de otros individuos.