Dos extrabajadores de L’Oceanogràfic denuncian maltrato a los animales
Según dos extrabajadores de L’Oceanogràfic de Valencia, un delfín habría muerto tras comer pintura desprendida de las paredes de la piscina y una morsa por la ingesta habitual de piedras, debido al estrés que le provocaba la ausencia de luz solar.
Los dos extrabajadores del centro han denunciado a la organización SOS Delfines la dejadez en el cuidado de los animales, los golpes que reciben durante el entrenamiento y las constantes negligencias que se cometen en las instalaciones.
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Los delfines del zoológico valenciano son frecuentemente sometidos a endoscopias para liberar de sus estómagos diversos objetos que tragan tras caer del público a la piscina, como teléfonos móviles.
Pero los delfines no pueden ser anestesiados completamente, dado que no son capaces de seguir respirando mientras duermen, por lo que permanecen conscientes mientras son intervenidos quirúrgicamente, con el sufrimiento que esto les produce.
Otros puntos a tener en cuenta son la contaminación del agua de los leones marinos, que suele estar turbia y con grandes cantidades de aluminio o el caso de la ballena beluga Kairo, que tuvo que ser medicada para que dejase de mostrar síntomas de zoonosis dando vueltas sin cesar en el acuario.
«Los delfines tienen la mala suerte de que la forma de su boca dibuja una sonrisa y parece que están felices, pero la gente tiene que saber qué hay detrás de los espectáculos, la luz y la música. El maltrato y la dejadez en el trato es algo común en los delfinarios», explica un miembro de SOS Delfines, Jennifer Berengueras.