La inhumana y desconocida práctica de la industria del huevo
Existe una gran confusión al respecto. Hay personas que piensan que los machos de las gallinas ponedoras son los pollos que también encontramos en las bandejas de los supermercados, pero no es así. Los pollos que encontramos en el supermercado son en realidad de otra raza llamada “broiler” y se consumen tanto los machos como las hembras. Pero entonces, volvemos a la pregunta original, ¿dónde están los machos de las gallinas ponedoras?, ¿qué se hace con ellos?, ¿cómo son consumidos?
No es casualidad que esta cuestión sea un misterio. La industrias alimenticias saben que el consumidor a día de hoy es más exigente y no acepta el maltrato animal ni la crueldad con los animales. La industria del huevo oculta el destino de los machos de las gallinas ponedoras porque es cruel e inhumano: todos ellos son triturados vivos o gaseados a las pocas horas de nacer. No hay excepciones: todos los machos comparten este terrible destino. ¿Por qué?
La realidad es que estos pollos no sirven para el consumo de carne porque no crecen a la velocidad adecuada ni producen suficiente musculatura, de manera que no tienen ningún uso comercial. No producen beneficios económicos. Así que, una vez que los pollitos son separados de las hembras, son inmediatamente triturados vivos o gaseados hasta la asfixia. No hay compasión con ellos. Así funciona la industria del huevo.
Como es normal, el 50% de los pollitos que nacen son machos, lo que supone que para producir huevos, el 50% de los animales habrán sido triturados vivos o gaseados.
Esta es la realidad de la industria del huevo, y por eso el maltrato animal es inherente a ella.