La Comisión Europea reconoce que la cría de pollos de rápido crecimiento es un problema
La Comisión Europea responde a Igualdad animal y reconoce que la cría de pollos de engorde de crecimiento rápido conforma un problema. Por ello, la propia Comisión afirma que está considerando opciones para abordar las consecuencias negativas de esta cría como parte de la revisión de la legislación sobre el bienestar de los animales en las granjas, que presentará a finales de 2023.
En junio de 2022, Igualdad Animal presentó una denuncia ante la Comisión Europea contra los 27 Estados miembros por violación de la legislación de la UE sobre la cría de pollos de crecimiento rápido utilizados para la producción de carne.
Por su parte, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) [1] en su último informe científico, destaca que la continua selección genética llevada a cabo en pollos de crecimiento rápido “exacerbará las consecuencias negativas para su bienestar”. Una situación que confronta gravemente tanto con el artículo 13 del Tratado de Lisboa, que reconoce a los animales como seres sensibles y, por tanto, merecedores de protección, como con la Directiva europea 98/58/CE.
La cría de pollos de crecimiento rápido incumple las normas de bienestar animal en España
Las características genéticas de los pollos de crecimiento rápido implican un sufrimiento que hace imposible que estos animales cumplan las normas de bienestar animal establecidas en el Real Decreto 348/2000, de 10 de marzo, por el que se incorpora al ordenamiento jurídico español dicha Directiva 98/58/CE, relativa a la protección de los animales en las explotaciones ganaderas. Su artículo 3, establece que «los propietarios tendrán la obligación de adoptar las medidas adecuadas para asegurar el bienestar de los animales con vistas a garantizar que éstos no padezcan dolores, sufrimientos ni daños inútiles». La situación actual de los pollos Broiler o de crecimiento rápido no permite aplicar estas medidas en ningún contexto y bajo ninguna condición ambiental, incluso la más favorable.
Animales prisioneros de su propio cuerpo, condenados a sufrir
«Está claro que la Comisión Europea es muy consciente de que la cría de este tipo de pollos presenta graves puntos críticos, que en nuestra opinión contradicen a las leyes europeas que protegen el bienestar animal. Por eso es necesario acabar para siempre con la explotación de los pollos de crecimiento rápido, condenados desde su nacimiento a ser prisioneros de su propio cuerpo en beneficio de la industria cárnica»
Matteo Cupi, Vicepresidente de Igualdad Animal Europa.
Estos animales son considerados “de crecimiento rápido” porque son el resultado de una selección genética para lograr que se desarrollen de manera acelerada y con mayores volúmenes de su pechuga y muslos, las partes consideradas más comercializables. Para ello se deja de lado la propia salud de los animales, incluyendo su motricidad, circulación sanguínea y respiración adecuada, condenándolos a un grave sufrimiento durante una vida que normalmente no supera los dos meses de vida.
Como demuestran las investigaciones documentadas por Igualdad Animal, el crecimiento de estos animales no va de la mano del desarrollo de sus sistemas respiratorio, cardiovascular y esquelético. Una condición les provoca numerosas descompensaciones y enfermedades, llevándolos a menudo a una muerte prematura en las granjas, donde no reciben ningún tipo de atención veterinaria.
Sin embargo, la Directiva europea 98/58/CE obliga a los Estados miembros a respetar y proteger el bienestar de los animales de granja y evitarles dolor, sufrimiento o lesiones innecesarias.
España sacrifica más de 670 millones de pollos de crecimiento rápido al año
En España, cada año son sacrificados cerca de 700 millones de pollos y según la interprofesional de la avicultura de carne de pollo (Propollo), tan solo el 3,7%, unos 25 millones pertenecen a razas de crecimiento lento y son criados de forma natural, alimentados con cereales ecológicos y libres de antibióticos. El resto, unos 674 millones, pertenecen a rasa de crecimiento rápido y viven en granjas industriales.
Además en España mueren en las granjas cerca de 41 millones de pollos al año, 112.328 al día. El 5,6% del total de los que son criados, sucumben antes de ser enviados al matadero a la edad aproximada de siete semanas.