Benji, una historia del maltrato animal que sí aceptamos
Al llegar a casa desde el supermercado, Roco, el perro de la familia, espera a todos sentado, mirando a la puerta de entrada. Cuando oye las llaves comienza a ladrar nerviosamente y al entrar su familia les saluda dando saltos de alegría.
Al llegar a casa desde el supermercado, Roco, el perro de la familia, espera a todos sentado, mirando a la puerta de entrada. Cuando oye las llaves comienza a ladrar nerviosamente y al entrar su familia les saluda dando saltos de alegría. Nada hace sospechar en esta escena que se esté produciendo uno de los peores maltratos animales que existe. La familia, contenta por el recibimiento de Roco, lo acaricia y lo besa mostrando el amor que sienten por él. Tras ello, comienzan a vaciar las bolsas del supermercado colocando en la nevera lo que será su cena para esta noche: una bandeja de carne de pollo. Al mismo tiempo que Roco recibe a su familia con alegría, no muy lejos de allí, en las afueras de la ciudad, se produce otra escena bien distinta, pero que encierra una profunda conexión con la anterior. En una granja industrial sin ventanas y sin luz del sol, Benji, un pequeño pollito de dos días de edad comienza a sentirse enfermo. Benji, al igual que los 30.000 pollitos en la horrible granja sin luz del sol, es un pollo destinado a carne.
Benji ha nacido con un único propósito en su vida: acabar en una bandeja de carne en el supermercado. Una de esas mismas bandejas que la familia de Roco está guardando en la nevera. Benji y Roco son dos animales distintos en su forma, en su color y en su destino. Sin embargo Roco y Benji son iguales en lo más esencial: ambos quieren vivir su vida y hacer las cosas que más les gustan. Roco lo ha conseguido, pero Benji nunca sabrá lo que es una caricia: es visto como comida. Mientras Roco observa a su familia vaciando las bolsas, muy atento por si algo de comida cae al suelo, Benji empieza a desarrollar una grave enfermedad típica en los pollos destinados a carne. Estas aves, tras décadas de hibridación y selección artificial, crecen a un acelerado ritmo antinatural que causa estragos en sus frágiles cuerpos. Sus músculos, la carne que comemos y que realmente importa a la industria cárnica, se desarrollan tan rápido que sus huesos sencillamente no pueden con el peso. Como consecuencia, la mayor parte del tiempo permanecen inmóviles en el suelo. Padecen dolor corporal y dificultades cardiacas: para bombear sangre a semejante masa muscular, su corazón es forzado al máximo. Benji, un bebé de dos días, ha dejado de moverse como sus compañeros. Nació con una genética menos robusta y las afecciones típicas de su especie, el pollo Broiler, están avanzando a ritmo acelerado. Benji sufre cada minuto de su vida pero no hay atención veterinaria para él: en las abarrotadas granjas industriales de pollos Broiler no existe atención veterinaria individualizada. Sencillamente sería demasiado caro y encarecería el precio de la carne de pollo.
Así que la industria de la carne sencillamente deja que las aves enfermas agonicen hasta morir. Benji tiene muy pocas probabilidades de sobrevivir. Mientras tanto Roco y su familia disfrutan en el parque. Roco juega con otros perros y todos ríen viéndole perseguirlos para después huir cuando el perseguido es él. Sin embargo se hace tarde y los niños comienzan a tener hambre y a pensar en la cena. El pollo asado es su plato favorito. De camino a casa pasan ante una carnicería. En el interior, varios pollos cuelgan de ganchos. Los niños observan los cuerpos sin vida de los animales. Hay cierta curiosidad en su mirada, pero escuchan la voz de su madre llamándoles y corren hacia ella, olvidando pronto la escena. En la granja industrial Benji ha decidido rendirse. El dolor es demasiado intenso y su cuerpo sencillamente no quiere luchar más. Benji, el pequeño pollito broiler destinado a convertirse en una bandeja de carne, cierra lentamente los ojos, inmóvil. Sus compañeros comienzan a pasar por encima de él debido a la falta de espacio en la granja industrial. Pronto, el cuerpo de Benji queda oculto por la masa amarilla de innumerables pollitos. Nunca nadie sabrá de su paso por el mundo. Aunque, con toda seguridad, si los niños de la familia de Roco lo hubiesen conocido hubieran querido quedárselo para cuidarlo y protegerlo.