La ganadería industrial chantajea a la Unión Europea
El aire contaminado es el causante de 400.000 muertes anuales en la Unión Europea. O lo que es lo mismo, 1095 personas cada día. Además, para el 2025 se prevé que las emisiones de gases de efecto invernadero y los contaminantes del aire degraden en Europa una superficie de tierra equivalente a más de 103 millones de campos de fútbol. Un escenario preocupante, ¿verdad? No lo suficiente para la ganadería industrial y sus lobbys.
El pasado 28 de octubre el Parlamento Europeo votó una propuesta para reducir la emisión de contaminantes del aire y de gases de efecto invernadero. Entre estos gases se encuentran el amoniaco y el metano. El amoniaco es potencialmente dañino para la salud humana y el metano es uno de los gases que producen más efecto invernadero. La Agencia Europea del Medioambiente estima que el amoniaco en el aire reduce entre 6 y 12 meses la esperanza de vida de cada europeo. Un factor principal de las emisiones de amoniaco es el estiércol proveniente de la ganadería industrial, según la Agencia. Las vacas de las industrias cárnicas y lácteas producen el 60% del amoniaco emitido en Europa anualmente, también según esta Agencia. Por su parte, el metano, el gas de mayor efecto invernadero, es emitido al aire principalmente por los rumiantes de las industrias cárnicas y lácteas.
La votación en el Parlamento Europeo ha estado llena de polémica. Los ministros recibieron fuertes presiones de los lobbys de la ganadería industrial. La Agencia Europea del Medioambiente acusó a los lobbys ganaderos de chantajear a los ministros antes de la votación. El Secretario General de estos lobbys, Pekka Pesonen, “advirtió” a los ministros que si las medidas aprobadas eran demasiado restrictivas, «la demanda [de carne y productos lácteos] en Europa y en el mundo sería producida en países con legislaciones medioambientales menos estrictas».
Por si fuera poco, antes incluso de la votación, los lobbys ganaderos consiguieron que la ganadería industrial quedase exenta de las industrias que tienen que reducir significativamente sus emisiones de metano, aun siendo la industria que más metano produce. También intentaron, sin éxito, quedar exentos en cuanto a las emisiones de amoniaco. Las vidas de los animales y de las personas importan poco a estas industrias.
La Agencia Europea del Medioambiente se lamenta en su web de que «A pesar de que las propuestas más restrictivas eran más eficientes y viables, y que salvarían un mayor número de vidas humanas, los ministros no aprovecharon la oportunidad. Esto significa menos vidas salvadas y un mayor coste para la sociedad».