Detenido un cazador de Toledo por ahorcar a tres galgos.
Detenido un cazador de Toledo por ahorcar a tres galgos.
(13/03/2011)
Detenido un cazador de Toledo por ahorcar a tres galgos.
(13/03/2011)
Un cazador de Fuensalida (Toledo) ha sido detenido por la Guardia Civil por haber ahorcado a tres galgos de su propiedad. Los agentes recibieron el aviso del hallazgo de varios perros semienterrados a las afueras de esta localidad y tras practicarles una necropsia se determinó que habían muerto ahorcados.
Gracias a que dos de ellos tenían incorporado un microchip se pudo localizar a su dueño, quien no tuvo inconveniente en reconocer durante el interrogatorio que había ahorcado a los animales porque es «costumbre» en su pueblo acabar con los perros de caza que ya no sirven por edad o por problemas físicos una vez finaliza la temporada cinegética. Incluso no tuvo reparos en añadir que era mejor matarlos que abandonarlos a su suerte.
El cazador fue inmediatamente detenido y se someterá a un juicio en el Juzgado de Torrijos (Toledo) por un delito de maltrato animal. Según afirmó ayer el portavoz de la Guardia Civil en Castilla-La Mancha, José Luis González Capilla, «afortunadamente estos casos son puntuales, aunque hace 20 años era una práctica normal ahorcar a los galgos en las vallas de los vertederos. El trabajo del Seprona y la mayor concienciación de los galgueros han erradicado este mal hábito».
Lejos de esa afirmación, según cálculos aproximados de perreras, refugios y otras protectoras, en España se abandonan unos 40.000 galgos al año, especialmente, al sur de Madrid, Castilla La-Mancha, Castilla y León y Andalucía.
En Igualdad Animal vemos esta tradición como una más de las injusticias que cometemos los humanos con los animales, por la completa desconsideración a la vida de los perros utilizados y a la de miles y miles de animales cazados. Este texto resume bien el problema de la continuidad de la caza, la educación, procedente del artículo “La caza con galgo: más que una afición, una filosofía de vida”: “El galgo no es sólo un pasatiempo, sino toda una filosofía de vida. Esto es lo que se desprende de las palabras de Abraham Corpa, Pablo Salido o Félix Elche. Heredaron esta afición de sus progenitores y desde entonces no la han abandonado. “Nací en mi casa y allí ya había galgos”, relata Abraham. El bar que su padre tenía en la localidad conquense de Barajas de Melo era el punto de encuentro para muchos galgueros y el lugar donde mantenían eternas tertulias sobre todo lo relacionado con este mundo. Hoy, es él quien trata de inculcar el amor por este animal a sus hijas, Rocío y Natalia”.