Dejan de asesinarse perros abandonados en Pilar de la Horadada
Pilar de la Horadada, Alicante – El Ayuntamiento de Pilar va a cumplir su promesa electoral de que los animales abandonados recogidos en el municipio no sean asesinados, atendiendo a la presión de vecinos extranjeros. El Ayuntamiento ha contratado a una empresa murciana para que por 4 euros al día por animal mantengan a los perros abandonados y recogidos en el término en óptimas condiciones hasta que sean adoptados con la garantía de que no serán sacrificados. Si esa mercantil cumple el ritmo de adopciones de la actual protectora de Pilar podrá derivar a unos 100 animales, pero deberá mantener a otros 20, con un coste aproximado anual de unos 30.000 euros. Esta medida, que puede resultar poco frecuente por estos lares, no lo es para la gran mayoría de vecinos extranjeros comunitarios, muy sensibilizados con atajar de raiz el maltrato animal y cuya opinión -y voto en las urnas- ya pesa en este Consistorio. Con este acuerdo el PSOE resuelve de forma provisional un problema práctico -el Ayuntamiento no tiene albergue y la protectora no puede asumir esa tarea en un área residencial-, pero también político. La protectora exigió, amenazando con protestas en la calle que el equipo de gobierno ,cumpliera sus promesas. La primera, no sacrificar. La segunda, poner en marcha un albergue en condiciones sobre cinco mil metros cuadrados. El equipo de gobierno ha rescindido el contrato a la empresa «Cereco» de Crevillent, que se encargaba de la recogida de perros abandonados. Pasados los diez días que marca la ley vigente, estos animales se asesinaban al no encontrar adopción. El Ayuntamiento ha firmado un convenio con «Anguimar», residencia canina ubicada en la población murciana de Torre Pacheco, que «se hace cargo de la recogida de los perros abandonados, y el mantenimiento hasta que éstos sean adoptados», con el compromiso de no asesinarlos. Mientras que los vecinos movilizados por esta causa dudan de que la medida tenga efectos prácticos para lograr adopciones y facilitar el trabajo de voluntarios -Torre Pacheco está a 20 kilómetros- , otros vecinos temen el «efecto llamada» y la aparición espontánea de animales abandonados en espera de alojamiento.